Hombre sigue dieta de ChatGPT y desarrolla psicosis por envenenamiento

Gizmodo

Un reciente estudio de caso médico ha puesto de manifiesto las alarmantes consecuencias de depender de la inteligencia artificial para obtener consejos personales críticos, particularmente en asuntos de salud. Médicos de la Universidad de Washington documentaron un incidente perturbador en el que un hombre desarrolló psicosis atribuida a una intoxicación por bromuro después de seguir meticulosamente las recomendaciones dietéticas generadas por ChatGPT. Este relato aleccionador sirve como un crudo recordatorio de los posibles escollos cuando se utilizan herramientas sofisticadas de IA sin supervisión humana.

La odisea del hombre comenzó después de que buscara reducir su consumo de sal de mesa (cloruro de sodio), una preocupación dietética común. Al no encontrar consejos específicos sobre cómo reemplazar el cloruro, recurrió a ChatGPT, preguntándole supuestamente a la IA cómo se podría sustituir el cloruro de forma segura. Según el informe del caso, ChatGPT sugirió el bromuro como alternativa. Confiando en esta guía, el hombre comenzó a consumir bromuro de sodio, que compró en línea, durante un período de tres meses.

Los compuestos de bromuro tienen una historia compleja en medicina. A principios del siglo XX, se utilizaban ampliamente para tratar diversas afecciones, incluyendo la ansiedad y el insomnio. Sin embargo, los profesionales médicos finalmente reconocieron que dosis altas o crónicas de bromuro podían ser tóxicas, lo que irónicamente llevaba a problemas neuropsiquiátricos, una condición conocida como bromismo. Para la década de 1980, el bromuro había sido en gran medida eliminado de la mayoría de los medicamentos, y los casos de intoxicación se volvieron extremadamente raros, aunque todavía aparece en algunos productos veterinarios y suplementos dietéticos. El incidente actual marca lo que se cree que es el primer caso documentado de intoxicación por bromuro directamente influenciado por el consejo de la IA.

La gravedad de la condición del hombre se hizo evidente cuando fue ingresado en una sala de emergencias local. Presentaba agitación aguda y paranoia, expresando temores de que su vecino lo estuviera envenenando. A pesar de sentir sed, se negó a beber el agua proporcionada por el personal. Sus síntomas se intensificaron hasta incluir vívidas alucinaciones visuales y auditivas, culminando en un episodio psicótico completo. Sus intentos de escapar llevaron a los médicos a someterlo a una retención psiquiátrica involuntaria debido a su grave deterioro mental.

El personal médico, sospechando bromismo al inicio de su tratamiento, administró líquidos intravenosos y medicación antipsicótica, lo que estabilizó gradualmente su condición. Una vez coherente, el hombre reveló su régimen de tres meses de bromuro de sodio, guiado por ChatGPT. Cuando los médicos probaron posteriormente ChatGPT 3.5 con una consulta similar, la IA de hecho sugirió el bromuro como posible reemplazo para el cloruro. Aunque la respuesta de la IA supuestamente señalaba que el contexto del reemplazo importaba, falló críticamente en emitir advertencias sobre los peligros del consumo de bromuro o en preguntar sobre las razones del usuario para buscar dicha información.

Afortunadamente, el hombre se recuperó lenta pero constantemente. Finalmente, se le retiró la medicación antipsicótica y fue dado de alta del hospital después de tres semanas, permaneciendo estable en una cita de seguimiento dos semanas después. Los médicos involucrados en el caso destacaron una paradoja crucial: si bien las herramientas de IA como ChatGPT tienen un inmenso potencial para democratizar la información científica y acortar la brecha entre expertos y el público en general, también conllevan un riesgo significativo de diseminar información descontextualizada o engañosa. Señalaron, con considerable eufemismo, que un experto médico humano casi con certeza nunca recomendaría sustituir el bromuro por el cloruro en una dieta. Este caso sirve como un poderoso recordatorio de que, si bien la IA puede ofrecer vastas cantidades de datos, el discernimiento y la sabiduría de la experiencia humana siguen siendo irremplazables, especialmente cuando la salud y el bienestar están en juego.