Ford revoluciona los VE: proceso automatizado y pickup de $30K
Ford se embarca en una drástica revisión de su estrategia de vehículos eléctricos, presentando una nueva plataforma “universal” y un proceso de fabricación diseñados para reducir drásticamente los costos e impulsar al fabricante de automóviles hacia la rentabilidad en el ferozmente competitivo mercado de los VE. La piedra angular de este ambicioso plan es una familia de vehículos eléctricos de bajo costo, que comienza con una camioneta pickup mediana de cuatro puertas programada para debutar en 2027 con un precio objetivo de $30,000. Este movimiento, que Ford promociona como su “momento Modelo T”, llega en una coyuntura crítica, ya que la compañía anticipa perder más de $5.5 mil millones en sus operaciones de VE y software solo este año.
La nueva plataforma de vehículos está diseñada para la escalabilidad y la adaptabilidad, capaz de sustentar una diversa gama de modelos que incluyen camionetas, furgonetas y SUV. Estos VE de próxima generación serán definidos por software, lo que significa que sus sistemas operativos pueden evolucionar y mejorar con el tiempo a través de convenientes actualizaciones inalámbricas (OTA). Un elemento clave en la reducción de costos radica en la adopción de la química de batería de fosfato de hierro y litio (LFP). Estas celdas LFP no solo son más duraderas y de carga más rápida, sino también significativamente más asequibles que las celdas de níquel cobalto manganeso (NCM) utilizadas actualmente en la línea de VE de Ford. Según S&P Global, las celdas LFP tenían un precio más de un 20 por ciento más bajo que las celdas NCM en 2024, promediando poco menos de $60 por kilovatio-hora en comparación con $100 por kilovatio-hora para las NCM. Estas celdas LFP prismáticas se empaquetarán planas en carcasas rígidas, formando un “subensamblaje estructural” que también funciona como el piso del vehículo, contribuyendo a un centro de gravedad más bajo para mejorar el manejo y maximizar el espacio interior. Ford promete que la nueva camioneta mediana ofrecerá más espacio para pasajeros que una Toyota RAV4 y una caja lo suficientemente grande para una tabla de surf sin necesidad de una baca.
Más allá de la arquitectura del vehículo, Ford está revolucionando sus métodos de producción. Alejándose de la tradicional línea de ensamblaje lineal popularizada por el Modelo T original hace más de un siglo, la compañía está adoptando un concepto de “árbol de ensamblaje”. Este enfoque innovador implica múltiples líneas de subensamblaje que funcionan simultáneamente antes de converger. Este método permite la integración de grandes piezas únicas de aluminio fundido, reemplazando docenas de piezas más pequeñas y permitiendo el ensamblaje separado de las secciones delantera y trasera del vehículo. En general, la nueva plataforma universal cuenta con una reducción del 20 por ciento en piezas, un 25 por ciento menos de sujetadores y un 40 por ciento menos de estaciones de trabajo, lo que se traduce en un tiempo de ensamblaje aproximadamente un 15 por ciento más rápido en comparación con los métodos convencionales. Ford anticipa que estas eficiencias resultarán en un menor costo total de propiedad a cinco años para sus nuevos VE de bajo costo en comparación con incluso un Tesla Model Y de tres años. La nueva camioneta mediana, por ejemplo, contará con una red eléctrica mucho más simple, con su arnés de cableado aproximadamente 4,000 pies más corto y 10 kilogramos más ligero que el del Mustang Mach-E de primera generación de Ford.
Esta ambiciosa empresa es una creación del proyecto “skunkworks” de Ford, con sede en Silicon Valley y de tres años de antigüedad, un equipo empoderado encargado de repensar la fabricación automotriz desde cero. Doug Field, director de VE, digital y diseño de Ford, enfatizó el enfoque de “borrón y cuenta nueva”, afirmando que el objetivo era “luchar contra la complejidad y hacer algo verdaderamente nuevo”. El equipo, liderado por Alan Clarke, un veterano de Tesla con 12 años de experiencia, y que atrajo a ingenieros de la startup de gestión de energía recientemente adquirida Auto Motive Power (AMP), también se ha centrado en mejorar la ergonomía de los trabajadores. El nuevo proceso tiene como objetivo reducir movimientos extenuantes como torcerse, estirarse y agacharse, en parte a través de una mayor automatización y un sistema de “kit” que entrega todas las piezas necesarias directamente a las estaciones de trabajo, lo que reduce significativamente la tensión física.
A pesar de la promesa de asequibilidad, Ford asegura a los consumidores que estos nuevos VE serán “divertidos de conducir”, apuntando a un tiempo de aceleración de 0 a 60 mph de aproximadamente 4.5 segundos, comparable a un Mustang EcoBoost de cuatro cilindros. Aunque no se especifica el rango, la nueva plataforma contará con una arquitectura de 400 voltios.
Ford respalda esta transformación con una inversión significativa, comprometiendo $2 mil millones en nuevos fondos para su planta de ensamblaje de Louisville, Kentucky, donde se producirá la nueva camioneta mediana. Esto es parte de una inversión más amplia de $5 mil millones destinada a crear o asegurar 4,000 empleos, incluso en su BlueOval Battery Park en Michigan. Sin embargo, el aumento de la automatización y los procesos optimizados conducirán a una reducción de los trabajadores por hora en la planta de Louisville, de 2,800 a 2,200. Ford afirma que no anticipa despidos, y los trabajadores podrían transferirse a otras instalaciones o aceptar ofertas de compra.
La presión para tener éxito es inmensa. Ford ha reducido recientemente algunas de sus ambiciones de VE, retrasando $12 mil millones en inversiones y posponiendo los planes para una camioneta eléctrica de tamaño completo y una furgoneta eléctrica de próxima generación. La compañía enfrenta una dura competencia no solo de jugadores establecidos como Tesla y GM, sino también de fabricantes de automóviles chinos que emergen rápidamente como BYD. Además, factores externos, incluidos posibles retrocesos de los créditos fiscales para VE y los aranceles existentes, podrían añadir una mayor tensión financiera, haciendo que el “momento Modelo T” de Ford sea una necesidad absoluta para su futuro eléctrico.