Gigantes de IA Ofrecen Ofertas de $1 para Asegurar Posición en el Gobierno

Theverge

La carrera entre las empresas de inteligencia artificial para integrar sus poderosas herramientas dentro del gobierno de los Estados Unidos se ha intensificado, con firmas líderes empleando ahora una estrategia familiar de la industria del software: ofrecer grandes descuentos para atraer a los usuarios federales. En las últimas semanas, tanto OpenAI como Anthropic han revelado precios especiales para las versiones gubernamentales de sus chatbots de IA generativa, ChatGPT y Claude, respectivamente, mientras que xAI anunció su iniciativa “Grok for Government” a mediados de julio.

OpenAI y Anthropic están poniendo sus chatbots avanzados a disposición de las agencias federales por un precio nominal de solo $1 por un año completo. En particular, Anthropic pareció desafiar directamente el anuncio inicial de OpenAI al extender su precio especial para Claude a las tres ramas del gobierno —ejecutiva, legislativa y judicial—, mientras que la oferta introductoria de ChatGPT está dirigida principalmente a la rama ejecutiva.

Esta agresiva estrategia de precios refleja un manual bien establecido en el sector del software empresarial, pionero de empresas como Slack. El objetivo es adquirir rápidamente una gran base de usuarios haciendo que un servicio sea casi gratuito, con la expectativa de que, una vez integrado e indispensable, las organizaciones se verán obligadas a pagar costos significativamente más altos en el futuro. Las recompensas potenciales son sustanciales, dado que el gobierno de EE. UU. asigna más de $100 mil millones anualmente a inversiones en TI y ciberseguridad, incluidas las licencias de software. De hecho, los principales actores como Anthropic, OpenAI, Google y xAI ya han asegurado contratos potencialmente valorados en hasta $200 millones cada uno para ayudar en la modernización del Departamento de Defensa de EE. UU. Ofrecer sus productos a un costo inicial tan bajo proporciona una ventaja competitiva crucial a medida que estas empresas compiten por influencia en otros sectores gubernamentales.

Más allá de las ganancias comerciales inmediatas, también hay un beneficio estratégico de “poder blando” en juego. Al integrar profundamente sus servicios en las operaciones gubernamentales, los desarrolladores de IA podrían fomentar la familiaridad y la dependencia entre los trabajadores federales. Esta adopción generalizada podría, a su vez, influir sutilmente en futuros debates regulatorios, lo que podría hacer que los formuladores de políticas duden más en imponer restricciones estrictas a las tecnologías que se han vuelto integrales para las funciones gubernamentales. OpenAI, por ejemplo, enmarcó explícitamente su oferta como el cumplimiento de un “pilar central” del Plan de Acción de IA de la Administración Trump, enfatizando el objetivo de empoderar a los trabajadores federales para reducir las cargas administrativas y centrarse más en el servicio público. Este movimiento destaca un doble objetivo: no solo asegurar lucrativos contratos a largo plazo, sino también dar forma al entorno mismo en el que se desarrolla y regula la IA.