Bebidas de Cannabis: Retos por Experiencias y Normativas Confusas
En 2025, las bebidas con infusión de cannabis continúan al borde de una adopción generalizada, perpetuamente aclamadas como la próxima gran tendencia. Sin embargo, a pesar de sus atributos prometedores, estas bebidas con infusión de THC han tenido dificultades para capturar una cuota de mercado significativa, lo que plantea preguntas sobre los obstáculos que impiden su ascenso. Un factor clave, según los observadores de la industria, radica en los encuentros negativos pasados de los consumidores con los comestibles tradicionales.
Para quienes ya las adoptan, la vacilación en torno a las bebidas de cannabis puede ser desconcertante. Los defensores destacan las ventajas distintivas: un agradable zumbido sin la temida resaca, la percepción de ser una alternativa más saludable al alcohol y un perfil de sabor que mejora rápidamente. Si estos beneficios son tan convincentes, ¿por qué no están las neveras de todo el país llenas de ellas?
Varios factores contribuyen a esta lenta adopción. Algunos consumidores se mantienen fieles a preferencias establecidas, como la cerveza, encontrando pocas razones para cambiar. Para otros, particularmente entusiastas del cannabis experimentados, las dosis típicas de 2 mg a 10 mg de THC por lata son a menudo demasiado suaves para producir un efecto notable. Más allá de las preferencias individuales, un obstáculo significativo es simplemente la visibilidad. Los dispensarios de cannabis, los principales puntos de venta, informan que estas bebidas representan apenas entre el 1% y el 1.5% de sus ventas totales. A diferencia de los productos de cannabis compactos y estables en estantería, las voluminosas latas de bebida requieren refrigeración y ocupan un espacio valioso, lo que las hace menos atractivas para los dispensarios para almacenar en grandes cantidades.
Complicando estos desafíos se encuentra un panorama regulatorio complejo y a menudo contradictorio. La legalidad de dónde y cuándo se pueden vender estas bebidas sigue siendo turbia o francamente restrictiva, incluso en estados donde el cannabis es legal. California, por ejemplo, impone regulaciones más estrictas sobre las bebidas de cannabis, mientras que, paradójicamente, estados como Texas y Florida han surgido como “focos” inesperados para estos productos debido a diferentes interpretaciones de las leyes sobre el THC derivado del cáñamo.
A pesar de este mosaico de regulaciones, la firma de investigación de mercado Brightfield Group proyecta que las ventas de bebidas de THC derivadas del cáñamo alcanzarán los 756 millones de dólares para 2029, lo que representa un robusto crecimiento del 33%. Sin embargo, esta cifra sigue siendo una fracción del colosal mercado de cerveza de EE. UU. de 117 mil millones de dólares, que enfrenta sus propias amenazas en evolución, incluido un creciente movimiento “sobrio-curioso” entre las generaciones más jóvenes.
Para actores de la industria como Blake Patterson, Director de Ingresos de Keef Brands, el futuro de las bebidas de cannabis depende de una demografía improbable: el electorado de las “madres de fútbol reclusas”. Este grupo, a menudo disuadido de entrar en los dispensarios por los estigmas sociales persistentes en torno al cannabis, podría estar más inclinado a comprar estos productos en licorerías o tiendas de conveniencia familiares. Patterson sugiere que al hacer el cannabis más accesible en entornos minoristas convencionales, estos consumidores podrían volverse “cannabis-curiosos”, explorando gradualmente la gama más amplia de ofertas de cannabis. En última instancia, el camino hacia la aceptación generalizada de las bebidas de cannabis requiere navegar por las percepciones de los consumidores, superar los obstáculos logísticos y adaptarse a un entorno regulatorio en constante evolución, todo mientras se aprovechan nuevas bases de consumidores no explotadas.