La IA transformará radicalmente el mando militar, fin a estructuras napoleónicas

Theconversation

Durante más de dos siglos, las estructuras de mando militar han permanecido notablemente consistentes, un diseño que Napoleón reconocería. Sin embargo, este marco duradero lucha por adaptarse a los dominios expandidos de la guerra moderna: aire, espacio e información. El resultado son cuarteles generales que se expanden, gestionando vastos flujos de información y complejos puntos de decisión, lo que a menudo lleva a rendimientos decrecientes y a atolladeros de coordinación que ponen en riesgo el mando de misión efectivo.

Los puestos de mando extensos son responsabilidades significativas en el campo de batalla actual. Ucrania ilustra vívidamente cómo los cuarteles generales estáticos se convierten en “cementerios” cuando son atacados por artillería de precisión, misiles y drones. Los estrategas militares ahora están recurriendo a la inteligencia artificial. Los agentes de IA, software autónomo y orientado a objetivos que aprovecha grandes modelos de lenguaje, ofrecen una solución transformadora. Pueden automatizar tareas rutinarias del personal, comprimir los plazos de decisión y permitir puestos de mando más pequeños y resilientes, mejorando la eficacia al tiempo que reducen la huella física.

Los planificadores ahora conciben agentes de IA lo suficientemente maduros para su despliegue dentro de los sistemas de mando centrales. Estos sistemas inteligentes prometen automatizar la fusión de inteligencia, refinar el modelado de amenazas y gestionar ciclos de decisión limitados, apoyando los objetivos de un comandante. Los humanos siguen siendo centrales, pero emitirán directivas más rápido, recibiendo actualizaciones oportunas y ricas en contexto del campo de batalla. Los agentes de IA pueden analizar manuales doctrinales, redactar planes operativos y generar diversas líneas de acción, acelerando significativamente las operaciones militares. Los experimentos demuestran cómo incluso los modelos de lenguaje grandes fundamentales agilizan las estimaciones del personal e inyectan opciones innovadoras y basadas en datos, lo que señala un posible fin para muchos roles tradicionales del personal.

La guerra sigue siendo un esfuerzo humano, con la ética guiando las decisiones algorítmicas. Sin embargo, el personal desplegado obtendrá una capacidad sin precedentes para navegar por inmensos volúmenes de información, ayudado por la IA. Los futuros equipos militares serán más pequeños, y los agentes de IA les permitirán gestionar múltiples grupos de planificación simultáneamente. Los equipos aumentados pueden emplear “red teaming” dinámico (juego de roles de la oposición) y variar las suposiciones para generar opciones más amplias. El tiempo ahorrado de tareas mundanas puede reasignarse al análisis crítico de contingencias (escenarios de “qué pasaría si”) y al desarrollo de marcos robustos de evaluación operativa (mapas conceptuales del desarrollo del plan), ofreciendo a los comandantes una mayor flexibilidad.

Para conceptualizar el diseño óptimo para un personal aumentado por IA, los investigadores del Futures Lab del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales exploraron alternativas. Su trabajo se centró en tres problemas operativos clave en la competencia moderna entre grandes potencias: bloqueos conjuntos, ataques de potencia de fuego y campañas conjuntas en islas. Utilizando un escenario China-Taiwán, los bloqueos describen el aislamiento de la isla; los ataques de potencia de fuego implican salvas de misiles dirigidas a infraestructuras y centros militares (similar a Ucrania); y una campaña conjunta de desembarco en la isla detalla una invasión transestatal refinada. Un personal eficaz aumentado por IA, postuló la investigación, debe gestionar las funciones de combate en estos complejos escenarios.

El equipo de investigación concluyó que el modelo más efectivo, denominado “Modelo de Personal Adaptativo” (basado en el trabajo del sociólogo Andrew Abbott), mantiene a los humanos firmemente en el circuito, enfatizando la retroalimentación continua. Este enfoque incrusta agentes de IA dentro de las interacciones continuas humano-máquina, basándose en la doctrina, la historia y los datos en tiempo real para evolucionar los planes dinámicamente. La planificación militar se convierte en un proceso continuo, generando un menú flexible de opciones para que los comandantes las consideren, refinen y ejecuten. Las pruebas mostraron que este enfoque adaptativo superó consistentemente a las alternativas en varias simulaciones de IA.

Aunque su potencial es inmenso, los agentes de IA conllevan riesgos. Pueden ser excesivamente generalizados o sesgados, ya que los modelos fundamentales a menudo conocen más de cultura pop que de estrategia militar, lo que requiere un refinamiento riguroso. La “evaluación comparativa” de los agentes, es decir, la evaluación de sus fortalezas y limitaciones, es crucial para un rendimiento fiable. Sin una formación adecuada en los fundamentos de la IA y el razonamiento analítico, los usuarios pueden tratar los modelos como un sustituto del pensamiento crítico. Incluso la IA sofisticada no puede compensar a un usuario que carece de discernimiento o diligencia.

Para aprovechar plenamente los agentes de IA, el ejército de EE. UU. debe institucionalizar su desarrollo, integrar agentes adaptativos en los juegos de guerra y revisar la doctrina y el entrenamiento para los equipos humano-máquina. Esto requiere cambios críticos: una inversión significativa en capacidad computacional para la infraestructura; una ciberseguridad mejorada y pruebas de estrés contra ataques multidominio (incluido el ciberespacio y el espectro electromagnético); y, crucialmente, una reforma dramática de la educación de los oficiales. Los futuros oficiales deben comprender las funciones de los agentes de IA, aprender a construirlos y utilizar las aulas como laboratorios para ser pioneros en nuevos enfoques de mando y toma de decisiones, lo que podría implicar la renovación de las escuelas militares como se describe en el Plan de Acción de IA de la Casa Blanca. Sin estas reformas, el ejército corre el riesgo de permanecer atrapado en la “trampa del personal napoleónico”, añadiendo continuamente personal para abordar las complejidades, en lugar de adoptar soluciones inteligentes.