La IA impulsa la era de la 'Hard Tech' en Silicon Valley

Nytimes

Silicon Valley está experimentando una profunda transformación, dejando atrás su apogeo de la “Web 2.0” para adentrarse en lo que muchos llaman ahora la era de la “hard tech”, impulsada principalmente por la llegada de la inteligencia artificial. Este cambio marca una desviación significativa de la cultura relajada y las innovaciones centradas en el consumidor que una vez definieron la región.

Hace una década, la capital tecnológica se caracterizaba por un ambiente de trabajo relajado, ejemplificado por escenas de ingenieros “descansando y consolidando acciones” —ganando sustanciales concesiones de acciones mientras disfrutaban de lujosos beneficios. Empresas como Facebook, Apple, Netflix y Google fomentaban una cultura de comidas gourmet gratuitas, servicio de tintorería en el lugar y reuniones informales en pufs. Su enfoque se centraba en gran medida en construir el internet de consumo: aplicaciones móviles, servicios de streaming y plataformas de redes sociales. Esta era, a menudo denominada Web 2.0, trataba de crear software fácil de usar que conectara a las personas y simplificara la vida diaria.

Hoy, ese Silicon Valley es en gran parte una reliquia. El ambiente se ha vuelto más serio, los beneficios son menores y el enfoque tecnológico se ha intensificado. La experiencia en conceptos como redes neuronales, grandes modelos de lenguaje y unidades de procesamiento gráfico (GPU) se ha vuelto fundamental. La conversación ha pasado del desarrollo de aplicaciones HTML5 a la adquisición de las codiciadas tarjetas gráficas H100, hardware esencial para ejecutar programas avanzados de IA. Innovaciones dirigidas al consumidor como los filtros de Instagram ahora parecen rudimentarias en comparación con la capacidad de la IA para generar imágenes complejas al instante.

Geográficamente, el epicentro de la innovación ha migrado aproximadamente 40 millas al norte desde las ciudades tradicionales de Silicon Valley como Mountain View y Palo Alto hasta San Francisco, la cuna de startups líderes en IA como OpenAI y Anthropic. Las grandes empresas tecnológicas, que antes contrataban prolíficamente, han reducido la contratación, y los empleados existentes están ahora bajo un escrutinio más cercano por su productividad en lugar de ser mimados.

Más allá de la tecnología y la geografía, el panorama político de Silicon Valley también está evolucionando. Tradicionalmente conocida por sus inclinaciones liberales, la región ahora ve un creciente contingente de capitalistas de riesgo y emprendedores impulsando un giro hacia la derecha. Esto ha dado origen al “Liberaltario” —un término acuñado para describir la tendencia de la industria tecnológica a defender el liberalismo social mientras aboga por una regulación gubernamental mínima de las empresas. Concurrentemente, industrias antes consideradas políticamente desagradables entre los círculos tecnológicos, como la defensa y el desarrollo de armas, se han convertido en categorías atractivas para la inversión.

La corriente filosófica también ha cambiado. Si la era Web 2.0 vio a los fundadores “jugando a ser Dios” al crear vastas redes sociales, la era actual se define por ambiciones de construir computadoras “superinteligentes” que algún día podrían superar las capacidades humanas. Como observa Sheel Mohnot, socio general de Better Tomorrow Ventures, “La era de la tecnología de los frutos fáciles, donde los negocios de software orientados al consumidor eran más fáciles de construir y generaban dinero, simplemente se siente terminada”.

Habiendo cubierto Silicon Valley durante más de una década, he sido testigo de estos cambios de primera mano. La transición de gigantes antiguos como Sun Microsystems al ascenso de Facebook y Google marcó el cambio inicial. La adquisición del campus de Sun Microsystems por parte de Facebook en 2011 y los beneficios pioneros de Google como el “20 por ciento de tiempo” simbolizaron el ethos de la Web 2.0. El fácil acceso al capital a finales de la década de 2010 impulsó numerosas startups de tecnología de consumo, algunas con objetivos ambiciosos pero en última instancia insostenibles, como el esfuerzo de quinientos millones de dólares de Zume en la fabricación automatizada de pizzas.

La pandemia de COVID-19 actuó como catalizador para un cambio adicional. Si bien los confinamientos iniciales llevaron a un aumento en el uso de internet y una contratación agresiva por parte de los gigantes tecnológicos, el panorama pospandemia trajo un ajuste de cuentas. Empresas como Meta y Twitter implementaron despidos masivos en 2022, eliminando roles asociados con habilidades “más blandas”, incluyendo marketing, moderación de contenido e iniciativas de diversidad.

Ese mismo año, ChatGPT de OpenAI irrumpió en escena, desatando una fiebre de IA sin precedentes. Las empresas pivotaron rápidamente, priorizando el talento en aprendizaje profundo y redes neuronales sobre roles anteriores. Los capitalistas de riesgo, no disuadidos por contratiempos previos en inversiones en criptomonedas y metaverso, inyectaron dinero en startups de IA y aprendizaje automático. Este enfoque renovado trajo talento de vuelta al Área de la Bahía, revirtiendo el éxodo de la era pandémica a ciudades como Miami y Austin.

El influjo de la IA ha remodelado físicamente partes de San Francisco. El área entre el Mission District y Potrero Hill, ahora apodada “The Arena”, es un centro para startups de IA. Barrios gentrificados como Hayes Valley se han convertido en “Cerebral Valley”, donde los ingenieros de IA se conectan durante las comidas. Incluso el una vez tranquilo Distrito Financiero está experimentando un resurgimiento, con empresas como OpenAI y Scale AI alquilando un espacio de oficina significativo.

Esta nueva ola de élite tecnológica, a menudo más de derecha y nativa digital, también ha traído un escepticismo hacia la política laboral y el globalismo, con algunos argumentando que compartir tecnología globalmente corría el riesgo de ceder el liderazgo a competidores como China. Este sentimiento se refleja en las nuevas startups, que se centran menos en aplicaciones de pago por contacto y más en drones aéreos no tripulados guiados por IA.

A pesar del tono serio, una sensación de optimismo cauteloso y renovación impregna el ambiente. La comunidad tecnológica “ha vuelto”, como señaló un destacado científico informático, recordando la jubilosa celebración de la ronda de financiación de 101 millones de dólares de Stability AI en el Exploratorium de San Francisco en 2022. Este momento, coincidiendo con el lanzamiento de ChatGPT, simbolizó un “momento decisivo de la IA” para la ciudad, marcando un nuevo capítulo de innovación y energía en la perdurable evolución de Silicon Valley.