Economía de la IA: Cowen alerta sobre el impacto psicológico en estudiantes

Businessinsider

El rápido avance de la inteligencia artificial está a punto de remodelar la economía global, sin embargo, un destacado economista advierte que los sistemas educativos actuales están fallando en gran medida en preparar a los estudiantes para este cambio sísmico, lo que podría llevar a una generación a sentirse alienada y mal equipada para el futuro. Tyler Cowen, profesor de economía en la Universidad George Mason, sostiene que el costo más significativo de esta falta de preparación podría no ser el estancamiento económico, sino un profundo desgaste psicológico en los individuos que sienten que “no encajan” en un mundo impulsado por la IA.

Cowen argumenta que las universidades están demasiado centradas en métricas tradicionales, como la prevención del fraude, en lugar de repensar fundamentalmente qué se debe enseñar y evaluar en una era donde la IA puede realizar muchas tareas que antes requerían esfuerzo humano. Sugiere que el sistema actual incentiva habilidades que rápidamente se están volviendo obsoletas. En lugar de temer a la IA, Cowen cree que el enfoque debería estar en enseñar a los estudiantes cómo aprovechar eficazmente estas poderosas herramientas. Incluso ha exigido a sus propios estudiantes que usen IA, enmarcando el aula como un “espacio de ensayo” para un futuro disruptivo, donde el objetivo es aprender a hacer mejores preguntas a la IA en lugar de simplemente consumir su producción.

De hecho, el panorama educativo ya está lidiando con este desafío. Leah Belsky, vicepresidenta de Educación de OpenAI, hizo eco de los sentimientos de Cowen, afirmando que “los luditas no tienen cabida en un mundo impulsado por la IA” y enfatizando la necesidad de que cada graduado comprenda cómo usar la IA en su vida diaria y futuros trabajos. Ella aboga por una exposición temprana y estructurada a la IA, advirtiendo que no hacerlo podría dejar a una generación entera sin preparación. Belsky compara la IA con una calculadora, subrayando que su utilidad reside en cómo se usa, no como una “máquina de respuestas”, sino como un catalizador para el aprendizaje profundo, el pensamiento crítico y la creatividad. OpenAI incluso ha introducido el “Modo de Estudio” en ChatGPT para fomentar esta “lucha productiva”, un concepto que muchos educadores temen que la IA pueda erosionar al ofrecer respuestas instantáneas.

Si bien algunas instituciones están comenzando a adaptarse, el ritmo de cambio en el ámbito académico sigue siendo una preocupación. Universidades como la Universidad de Florida están integrando la IA en diversos planes de estudio, ofreciendo una amplia gama de opciones académicas, incluidos grados dedicados a la IA y especializaciones en campos no ingenieriles. Miami Dade College lanzó rápidamente programas de certificación en IA y ahora ofrece títulos asociados y de licenciatura en IA aplicada, reconociendo las amplias demandas del mercado laboral de habilidades en IA. Grandes empresas tecnológicas, incluidas Intel, Dell, Amazon, Google y Microsoft, están invirtiendo en programas de IA en colegios comunitarios, proporcionando recursos y módulos curriculares para ayudar a mejorar las habilidades de la fuerza laboral. La Universidad de las Islas Vírgenes se unió recientemente al Consorcio de Educadores de la Universidad de Aprendizaje Automático de Amazon, con el objetivo de integrar la IA y el aprendizaje automático en la instrucción y la investigación de pregrado.

Sin embargo, el desafío se extiende más allá de las habilidades técnicas. Cowen señala una potencial “crisis de identidad humana” a medida que la IA se vuelve cada vez más capaz, incluso superando la inteligencia humana en ciertos dominios. Señala que, si bien la IA ya es “más inteligente que yo” en campos como la economía, su impacto actual en la demanda de servicios humanos es sorprendentemente limitado, pero esto podría cambiar. La incomodidad de navegar por una trayectoria profesional incierta, incluso en un mundo que promete más riqueza, es un obstancial psicológico significativo para las generaciones más jóvenes.

La transición exige un cambio fundamental en el enfoque pedagógico, alejándose de la memorización mecánica y avanzando hacia la tutoría, el discernimiento crítico y la capacidad de interrogar la producción de la IA. La pregunta sigue siendo si las instituciones educativas pueden superar su inercia inherente para fomentar esta nueva forma de “meta-alfabetización” y asegurar que los estudiantes no sean solo consumidores de IA, sino colaboradores reflexivos y adaptables a una economía en evolución.

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