Australia: IA y el Dilema de la Regulación – ¿Copyright o Productividad?

Theguardian

El gobierno federal australiano se enfrenta a una presión cada vez mayor para articular una estrategia clara para regular el campo de la inteligencia artificial, en rápida evolución. La oposición de la Coalición ha sido particularmente vocal, acusando a los ministros laboristas de enviar señales contradictorias sobre la necesidad y el alcance de la nueva legislación. Este debate se desarrolla en medio de crecientes preocupaciones entre las industrias creativas sobre las grandes empresas tecnológicas que buscan acceder a contenido australiano, incluido el periodismo y las obras literarias, para entrenar sus modelos de IA.

En el centro del dilema reside el desafío de equilibrar las inmensas ganancias de productividad prometidas por la IA con el imperativo de proteger los derechos de propiedad intelectual. El primer ministro Anthony Albanese ha subrayado la importancia de salvaguardar los derechos de autor, particularmente cuando las empresas proponen usar material australiano, potencialmente sin compensación. Sin embargo, el ministro en la sombra de productividad, Andrew Bragg, ha advertido contra la regulación excesiva, argumentando que Australia corre el riesgo de socavar su competitividad y desperdiciar una oportunidad única para el crecimiento económico. “El riesgo es que sobrerregulemos. El riesgo es que nos volvamos aún más poco competitivos”, afirmó Bragg, añadiendo que la IA “podría ser el único tiro libre que obtengamos en productividad”.

La controversia se amplificó por una sugerencia reciente de la Comisión de Productividad de conceder a las principales empresas tecnológicas una exención de las leyes de derechos de autor para la “minería de texto y datos”, o de ampliar las disposiciones existentes de “uso legítimo”. Esta propuesta desató una feroz oposición de los sectores artístico, creativo y mediático de Australia, que temen que su trabajo pueda ser explotado por gigantes tecnológicos adinerados sin una remuneración adecuada.

A pesar de estas preocupaciones, los ministros federales, incluido el Tesorero Jim Chalmers, han afirmado que no hay planes inmediatos para alterar la ley de derechos de autor, expresando consistentemente su apoyo a los creativos y a los titulares de derechos. El primer ministro Albanese se hizo eco de estos sentimientos, enfatizando la importancia de los derechos de autor y la propiedad intelectual, al mismo tiempo que reconocía el entusiasmo del gobierno por aprovechar los beneficios de la IA, incluidos los impulsos de productividad anticipados que serán un enfoque clave de una próxima mesa redonda de reforma económica. “Mi gobierno es un gobierno que apoya las artes”, comentó Albanese, reconociendo la IA como un tema “complejo” que la sociedad debe navegar para encontrar el equilibrio adecuado entre riesgos y oportunidades.

La percibida falta de una postura unificada dentro del gobierno ha provocado fuertes críticas de la Oposición. Andrew Bragg destacó las posiciones cambiantes entre los ministros laboristas, señalando que el exministro de Industria y Ciencia, Ed Husic, había esbozado previamente planes para una ley dedicada a la IA. En contraste, el ministro de Productividad, Andrew Leigh, ha abogado por un enfoque menos intervencionista, de “toque ligero”. Más recientemente, el nuevo ministro de Industria y Ciencia, Tim Ayres, indicó que la regulación y la legislación siguen siendo parte de varios planes indecisos, con un enfoque en dar a los sindicatos una mayor influencia en el desarrollo del sector. El Tesorero Chalmers, mientras tanto, ha pedido un “camino intermedio sensato” entre la regulación estricta y la mínima. Bragg sostuvo que el gobierno “realmente no tiene idea de lo que quiere hacer”, afirmando que las leyes existentes deberían aplicarse antes de considerar nuevas.

El fiscal general en la sombra y portavoz de artes, Julian Leeser, se hizo eco del llamado a la claridad y a una compensación justa para los creadores. “En el mundo real, no permitiríamos que alguien usara el trabajo de un artista con fines comerciales sin pagar por ello. El mundo virtual no debería ser diferente”, afirmó Leeser, acusando al gobierno de carecer de un plan para proteger a los artistas australianos. Reforzando esta postura, el senador laborista Tony Sheldon, quien presidió una investigación parlamentaria sobre la IA, afirmó que las leyes de derechos de autor “deben aplicarse para garantizar que las grandes empresas tecnológicas licencien y compensen justamente a artistas, escritores y otros creativos”. Afirmó firmemente que el gobierno de Albanese apoya a los trabajadores y las industrias creativas de Australia y “no comprometerá nuestras leyes de derechos de autor”, insistiendo en que si empresas como Google y Amazon desean usar el rico tesoro de obras creativas de Australia, “pueden licenciarlas y pagarlas como todos los demás”.

A medida que la tecnología continúa su rápido avance, el gobierno enfrenta la intrincada tarea de forjar un marco político coherente y ampliamente aceptado que fomente la innovación sin socavar los derechos fundamentales de los creadores.