Agente de CBP usa gafas Meta AI en redada de inmigración en LA: ¿Vigilancia o violación de privacidad?

404media

En un desarrollo sorprendente que subraya la creciente intersección entre la tecnología de consumo avanzada y las operaciones policiales altamente sensibles, se observó a un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE. UU. usando las gafas inteligentes con IA de Meta durante una reciente redada de inmigración en Los Ángeles. Un video, obtenido y verificado por 404 Media, capturó al oficial utilizando las gafas, equipadas con capacidades de grabación e integración de IA, durante una operación el 30 de junio en Cypress Park, Los Ángeles. El incidente ha encendido de inmediato un feroz debate entre los defensores de las libertades civiles, quienes lo ven como una señal preocupante del aumento de la vigilancia y las tácticas de intimidación empleadas por las agencias de control migratorio.

La redada, que según se informa formaba parte de la “Operación Caballo de Troya”, vio a agentes de la Patrulla Fronteriza salir de un camión de mudanzas Penske alquilado para detener a individuos, principalmente vendedores y jornaleros, fuera de un Home Depot. Esta operación se desarrolló en medio de semanas de intensas protestas en Los Ángeles contra la intensificación de la aplicación de la ley de inmigración. Un experto, Jay Stanley, analista principal de políticas en la ACLU, criticó duramente el uso de dicha tecnología, afirmando: “Creo que debe verse en el contexto de una agencia que realmente está animando a sus agentes a intimidar y aterrorizar activamente a las personas”. Stanley añadió que el uso de cámaras se alinea con comportamientos como el uso de máscaras por parte de los agentes, que tienen la intención de “aterrorizar a las personas”.

Las gafas inteligentes de Meta, aunque se comercializan para uso diario, poseen la capacidad de grabación discreta de video y audio. A pesar de un pequeño indicador LED diseñado para señalar cuándo la grabación está activa, los defensores de la privacidad argumentan que su diseño sutil permite la vigilancia encubierta, lo que plantea importantes preocupaciones sobre el consentimiento informado. El potencial de uso indebido se destaca aún más por los informes de estudiantes de Harvard que “hackearon” las gafas para integrar software de reconocimiento facial, lo que demuestra la facilidad con la que dichos dispositivos podrían ser reutilizados para identificar personas y extraer información personal de bases de datos en línea, aunque Meta afirma que esto viola sus términos de servicio. Las implicaciones legales y éticas de estos dispositivos ya están bajo escrutinio, con organismos reguladores en la Unión Europea y autoridades nacionales en países como Alemania y Canadá iniciando investigaciones sobre las prácticas de manejo de datos de Meta y los riesgos de privacidad más amplios que plantean las gafas inteligentes. Algunas agencias policiales han prohibido el uso de gafas Meta por parte de su personal debido a estas preocupaciones.

Este incidente individual también encaja en un patrón más amplio de agencias de control de inmigración de EE. UU. que adoptan y expanden agresivamente las tecnologías de vigilancia. Tanto la CBP como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han estado aprovechando cada vez más herramientas avanzadas, incluida la tecnología de reconocimiento facial para el control en fronteras y puertos de entrada, y la extracción de millones de fotos de licencias de conducir sin el conocimiento o la aprobación del público. ICE también ha establecido acuerdos de intercambio de datos con empresas privadas para acceder a vastas bases de datos de información de matrículas para vigilancia a largo plazo.

Más recientemente, la Patrulla Fronteriza ha buscado tecnologías de IA sofisticadas, incluidos sistemas capaces de “ver a través de paredes” para detectar individuos dentro de estructuras y el uso de pequeños drones con IA para “detección, seguimiento y clasificación” en entornos urbanos. Estas ambiciones tecnológicas, a menudo enmarcadas por las agencias como esenciales para mejorar la conciencia situacional y actuar como un “multiplicador de fuerza” para los agentes, se encuentran con una fuerte oposición de los defensores de las libertades civiles. Los críticos advierten que tales tecnologías desdibujan las líneas entre la aplicación de la ley de inmigración y la policía doméstica, aumentando el riesgo de violaciones de privacidad, extralimitaciones y focalización discriminatoria.

El despliegue de gafas inteligentes Meta por parte de un agente de CBP en una redada en Los Ángeles pone de manifiesto estas preocupaciones de larga data. Si bien la CBP ha invertido más de 120 millones de dólares en 73 proyectos piloto de tecnología de vanguardia y considera la innovación como crítica para su misión, la falta de políticas transparentes con respecto al uso de dispositivos inteligentes personales en operaciones oficiales, junto con los riesgos inherentes a la privacidad de dicha tecnología, plantea preguntas críticas sobre la rendición de cuentas y las libertades civiles en un panorama de aplicación de la ley cada vez más digitalizado.