Ex-ejecutivo de Google predice 15 años de distopía IA desde 2027
Mo Gawdat, ex director de negocios de Google X, la división experimental de “proyectos ambiciosos” de Google, ha emitido una severa advertencia: el mundo avanza a un ritmo acelerado hacia una distopía impulsada por la IA. En el podcast “Diary of a CEO”, Gawdat predijo que esta era desafiante comenzará en 2027 y persistirá durante los siguientes 12 a 15 años, interrumpiendo fundamentalmente valores humanos centrales como la libertad, la conexión, la rendición de cuentas e incluso nuestra percepción de la realidad.
Gawdat, quien admite que su perspectiva sobre la IA ha evolucionado rápidamente debido al desarrollo acelerado de la tecnología, ahora considera que esta fase distópica a corto plazo es inevitable. A pesar de esta sombría perspectiva, enfatiza que la humanidad conserva la capacidad de alterar esta trayectoria. Sin embargo, expresa una duda significativa sobre la conciencia y el enfoque colectivo actual de la humanidad para abordar eficazmente los problemas inminentes. Crucialmente, Gawdat aclara que la IA en sí misma no es el antagonista principal, ni prevé una amenaza existencial de las máquinas asumiendo el control total. En cambio, argumenta que la inteligencia artificial sirve como un potente amplificador de los problemas sociales existentes y de las “estupideces” humanas. “No hay absolutamente nada malo con la IA”, afirmó Gawdat. “Hay mucho de malo con el conjunto de valores de la humanidad en la era del ascenso de las máquinas.”
De hecho, la promesa inicial de la IA era en gran medida utópica: automatizar tareas mundanas, aliviar la carga de trabajo de millones y otorgar a las personas más tiempo precioso sin sacrificar la productividad. Sin embargo, en un mundo dominado por los imperativos capitalistas, esta visión ha sido significativamente distorsionada. En lugar de liberar el potencial humano, la búsqueda implacable de ganancias ha llevado a las empresas a aprovechar la IA para maximizar la eficiencia, lo que ha provocado despidos masivos, ralentización de las contrataciones o un aumento de las demandas sobre los trabajadores existentes. Esta tendencia, sugiere Gawdat, no es una coincidencia, lo que se alinea con su creencia de que toda tecnología amplifica los valores humanos predominantes, y actualmente, el capitalismo reina supremo. Traza paralelismos con cambios tecnológicos anteriores, cuestionando si las redes sociales realmente nos conectaron o nos hicieron más solitarios, o si los teléfonos móviles realmente redujeron nuestras cargas de trabajo, contrastando estas realidades con sus promesas utópicas iniciales.
Además, Gawdat advierte que la IA está a punto de escalar “el mal que el hombre puede hacer” a niveles sin precedentes. Los últimos años ya han proporcionado pruebas inquietantes de esta amplificación. Desde la proliferación de pornografía deepfake generada por IA hasta la creciente integración de la tecnología en la guerra para maximizar la letalidad con armas autónomas, la IA lamentablemente se ha convertido en un habilitador de los impulsos más oscuros de la humanidad. Esto se ilustró claramente cuando el chatbot Grok de Elon Musk introdujo una función de generación de imágenes y videos, predominantemente utilizada para crear imágenes altamente sexualizadas y orientadas a fantasías masculinas. El sector financiero también ha sentido la sombra de la IA, con las estafas criptográficas impulsadas por IA disparándose un 456% durante el último año, según un informe de la firma de inteligencia blockchain TRM Labs, un peligro contra el que incluso el CEO de OpenAI, Sam Altman, ha advertido públicamente. Más allá de las estafas, expertos en guerra nuclear están expresando su preocupación de que la IA pronto podría desempeñar un papel en el control de los arsenales nucleares. La vigilancia pública también está experimentando una masiva puesta a punto a través de la IA, lo que genera importantes preocupaciones en un mundo donde el poder ya está muy concentrado. Si bien las infraestructuras de vigilancia masiva están bien establecidas en países como China, incluso el gobierno de los Estados Unidos ahora está utilizando la IA para monitorear las cuentas de redes sociales de inmigrantes y viajeros.
A pesar de estas graves advertencias, Gawdat reconoce que la IA continúa impulsando cambios positivos notables, particularmente en el descubrimiento científico y los avances en medicina e investigación farmacéutica. Sostiene que una aplicación utópica de la IA sigue siendo posible a largo plazo, supeditada a estos desarrollos beneficiosos. Sin embargo, la humanidad debe primero enfrentar y mitigar las trampas inmediatas. El llamado final a la acción de Gawdat es para una mayor presión pública sobre los gobiernos para que comprendan la necesidad crítica de regulación, no de la IA en sí, sino de su uso. Emplea una analogía convincente: “No se puede regular el diseño de un martillo para que pueda clavar clavos pero no matar a nadie, pero se puede criminalizar el asesinato de un ser humano con un martillo.” El martillo de la IA, concluye, ahora está firmemente en manos humanas, y la pregunta apremiante es si poseemos la voluntad colectiva para establecer las leyes necesarias contra su uso indebido.