Nvidia y AMD cederán 15% de ingresos de chips IA en China a EE. UU.
En un movimiento sin precedentes que redefine el panorama del comercio tecnológico global, los gigantes estadounidenses de chips Nvidia y Advanced Micro Devices (AMD) han acordado, según se informa, remitir el 15 por ciento de sus ingresos por ventas de chips de inteligencia artificial (IA) en China al gobierno de EE. UU. Este arreglo tan inusual sirve como un requisito previo para obtener las cruciales licencias de exportación que les permiten seguir vendiendo sus semiconductores de IA especializados en el lucrativo mercado chino.
El acuerdo, reportado por primera vez por el Financial Times y posteriormente confirmado por otros importantes medios de comunicación, sigue a una reunión la semana pasada entre el CEO de Nvidia, Jensen Huang, y el presidente de EE. UU., Donald Trump, en la Casa Blanca. Según los términos, Nvidia pagará el 15 por ciento de los ingresos de sus ventas de chips aceleradores de IA H20, mientras que AMD hará lo mismo con sus chips MI308. Estos chips están específicamente diseñados para cumplir con las restricciones de exportación existentes de EE. UU., que tienen como objetivo frenar el acceso de China a tecnología de IA de vanguardia por motivos de seguridad nacional.
Este modelo de reparto de ingresos marca una desviación significativa de los controles de exportación tradicionales, que suelen implicar prohibiciones totales o limitaciones estrictas a las transferencias de tecnología. Expertos y exfuncionarios estadounidenses han expresado rápidamente sus preocupaciones, y algunos, como Peter Harrell, exdirector senior de la Casa Blanca para asuntos económicos internacionales durante la administración Biden, sugieren que el acuerdo puede ser inconstitucional, equiparándolo a un impuesto a la exportación explícitamente prohibido por la Constitución de EE. UU. Christopher Padilla, exalto funcionario de control de exportaciones en la administración de George W. Bush, lo describió como “sin precedentes y peligroso”, advirtiendo que podría socavar la credibilidad de EE. UU. con sus aliados al buscar implementar controles complementarios sobre tecnologías sensibles.
Las implicaciones financieras de este acuerdo son sustanciales. Los analistas estiman que solo las ventas de chips H20 de Nvidia en China podrían generar alrededor de 15 mil millones de dólares para finales de 2025, mientras que las ventas de MI308 de AMD podrían añadir otros 800 millones de dólares. Esto podría traducirse en más de 2 mil millones de dólares en ingresos para el gobierno de EE. UU., aunque la administración Trump aún no ha determinado cómo se utilizarán estos fondos. Para los fabricantes de chips, si bien el acuerdo reabre el acceso a un mercado vital, introduce un “arancel político” que inevitablemente presionará los márgenes de beneficio. Nvidia había declarado previamente que no pudo enviar 2.5 mil millones de dólares en ingresos de H20 a China debido a restricciones anteriores.
El telón de fondo de este acuerdo es un período altamente volátil en las relaciones tecnológicas entre EE. UU. y China. La administración Trump había suspendido previamente las ventas de chips H20 a China en abril, citando riesgos de seguridad, solo para revertir esa decisión en julio antes de nuevas conversaciones comerciales con Beijing. Esta fluctuación de políticas ya ha generado críticas de funcionarios preocupados por la erosión de la confianza internacional en los controles de exportación de EE. UU.
Mientras tanto, China está impulsando activamente una relajación de los controles de exportación de EE. UU. sobre los chips de memoria de alto ancho de banda (HBM), que son cruciales para las aplicaciones avanzadas de IA, antes de una posible cumbre entre el presidente Trump y el presidente chino Xi Jinping. Según se informa, a Beijing le preocupa que estos controles estén impidiendo que empresas nacionales como Huawei desarrollen sus propios chips de IA competitivos. A pesar de las restricciones, China sigue siendo una fuente de ingresos crítica para los fabricantes de chips estadounidenses, incluso cuando las alternativas chinas, como los chips Ascend de Huawei, están comenzando a capturar una porción significativa de la demanda interna.
Nvidia, por su parte, ha afirmado su compromiso de adherirse a las normas del gobierno de EE. UU. para la participación en el mercado global, expresando un deseo de políticas de control de exportaciones que permitan a Estados Unidos competir a nivel mundial y mantener su liderazgo en tecnología de IA. Este complejo arreglo subraya un nuevo enfoque, financieramente entrelazado, de la seguridad nacional y la política económica, con implicaciones de gran alcance para la industria global de semiconductores y la rivalidad tecnológica en curso entre EE. UU. y China.