Actores de voz: el dilema de la IA entre la paga y el futuro

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El floreciente ámbito de la inteligencia artificial presenta una profunda “negociación fáustica” para los artistas de doblaje y voz en off, obligándolos a sopesar el atractivo financiero inmediato de los contratos con las grandes tecnológicas frente a las implicaciones a largo plazo potencialmente devastadoras para sus carreras y la esencia misma de su arte. Si bien las lucrativas oportunidades de gigantes como Microsoft ofrecen pagos significativos, como los 80.000 dólares reportados por solo 19 horas de trabajo para entrenar modelos de IA, la decisión de prestar la voz a la IA conlleva un alto costo ético y un futuro incierto.

Para muchos, la tentación es clara. La actuación de voz, históricamente una industria propensa a ingresos fluctuantes, a menudo obliga a los artistas a elegir entre la pasión artística y la estabilidad financiera. Los trabajos de IA, con su promesa de ingresos sustanciales y rápidos, pueden parecer oportunidades que cambian la vida. Las empresas encuentran las voces de IA atractivas debido a su eficiencia de costos, velocidad, flexibilidad y consistencia, ofreciendo una alternativa tentadora a la contratación de actores de voz tradicionales para varios proyectos, desde audiolibros hasta módulos de e-learning. Sin embargo, este cambio corre el riesgo de mercantilizar la voz humana, reduciendo los salarios y las oportunidades a medida que las voces de IA se vuelven más sofisticadas y rentables.

El dilema central para los artistas de voz se deriva de un profundo temor al desplazamiento laboral y a la pérdida de control sobre sus identidades vocales únicas. Crece la preocupación de que la IA pueda reemplazar por completo el talento humano, particularmente en áreas como la narración corporativa, los anuncios de radio e incluso los videojuegos. Han surgido casos en los que artistas, como el actor de voz británico Greg Marston y la artista de voz en off irlandesa Remie Michelle Clarke, descubrieron que sus voces habían sido clonadas y utilizadas por empresas de IA sin su conocimiento o consentimiento explícito, a veces para propósitos muy diferentes de su intención original. El caso de alto perfil que involucra la voz “Sky” de OpenAI, que guardaba un parecido inquietante con la de Scarlett Johansson, subrayó la alarmante precisión de estas tecnologías y la necesidad crítica de consentimiento y protección de los derechos de propiedad intelectual.

En respuesta a estas amenazas existenciales, los sindicatos de la industria han tomado medidas proactivas. El Sindicato de Actores de Cine-Federación Americana de Artistas de Televisión y Radio (SAG-AFTRA), que representa a una vasta parte del talento interpretativo, ha estado a la vanguardia de la negociación de protecciones vitales de IA. Después de una huelga de casi un año que comenzó en julio de 2024, SAG-AFTRA llegó a un acuerdo tentativo en junio de 2025 con importantes compañías de videojuegos, incluyendo Activision, Electronic Arts y Warner Bros, abordando específicamente las “protecciones críticas de IA” para los actores de voz. Este acuerdo histórico tiene como objetivo asegurar que el sustento de los artistas sea defendido en la era de la IA, estableciendo pautas claras para el consentimiento y la compensación cuando se utilizan réplicas digitales de sus voces.

Más allá de los videojuegos, SAG-AFTRA ha buscado acuerdos con startups de IA como Replica Studios y Narrativ, centrándose en marcos éticos para la concesión de licencias de réplicas de voz digitales. Estos acuerdos enfatizan el consentimiento informado, el derecho de los actores a negociar tarifas de uso y la capacidad de controlar cómo se implementan sus voces generadas por IA. El sindicato también ha logrado asegurar provisiones en contratos que garantizan que los roles de voz en programas de televisión animados solo puedan ser interpretados por humanos, una victoria crucial para preservar el arte humano. El énfasis, según lo expresado por los miembros de SAG-AFTRA, está en el “consentimiento activo” en lugar del consentimiento pasivo enterrado en contratos extensos.

A pesar de estos esfuerzos, el panorama legal lucha por seguir el ritmo de los rápidos avances tecnológicos, con leyes de privacidad y derechos de autor desactualizadas que ofrecen un recurso limitado para los artistas cuyas voces son clonadas sin permiso. Si bien las voces generadas por IA continúan mejorando, a menudo carecen del matiz emocional, la creatividad y la conexión humana auténtica que definen una actuación convincente. Los expertos de la industria proyectan una posible reducción del 30-50% en los trabajos tradicionales de actuación de voz en la próxima década, lo que señala una transformación significativa del mercado donde los fondos pueden redirigirse cada vez más de los salarios de los actores al desarrollo y licenciamiento de la IA.

La evolución continua de la IA en la actuación de voz requiere un delicado equilibrio entre la innovación y la protección del talento humano. A medida que avanza la tecnología, sigue siendo imperativo contar con marcos regulatorios sólidos, prácticas transparentes y un compromiso continuo para valorar el arte único que solo las voces humanas pueden proporcionar.

El canto de sirena de la IA ofrece riquezas, pero los actores de voz deben decidir si su alma y su carrera tienen un precio demasiado alto.