Mark Cuban elogia la política de chips de Trump en China: ¿impuesto a Nvidia y AMD?
En un movimiento sin precedentes que redefine el panorama de las relaciones tecnológicas entre Estados Unidos y China, el gobierno estadounidense ha alcanzado un acuerdo extraordinario con los gigantes de semiconductores Nvidia y Advanced Micro Devices (AMD), exigiéndoles que paguen el 15% de sus ingresos por ciertas ventas de chips de inteligencia artificial (IA) a China. El acuerdo, confirmado por el presidente Donald Trump, ha recibido tanto elogios de rincones inesperados, notablemente del inversor multimillonario Mark Cuban, como fuertes críticas por sus implicaciones para la seguridad nacional y el precedente constitucional.
Bajo los términos de este arreglo altamente inusual, Nvidia y AMD remitirán una participación del 15% de los ingresos generados por sus chips de IA H20 y MI308, respectivamente, vendidos en el mercado chino. Este pago sirve como condición para obtener licencias de exportación, revirtiendo una prohibición previa impuesta por la administración Trump en abril de 2025 que había extendido los controles de exportación de la era Biden sobre estos chips. El chip H20, diseñado específicamente por Nvidia para el mercado chino para cumplir con restricciones anteriores, y los chips MI308 de AMD, también orientados a aplicaciones de IA, fueron previamente incluidos en un esfuerzo más amplio para limitar el acceso de Beijing a la tecnología avanzada de semiconductores.
El propio presidente Trump confirmó los detalles, revelando que él negoció personalmente la cifra del 15% con el CEO de Nvidia, Jensen Huang. Trump declaró que inicialmente había buscado una participación del 20%, pero se llegó a un “pequeño acuerdo”. Caracterizó el H20 como un chip “obsoleto”, sugiriendo que su venta no avanzaría significativamente las capacidades de China. La administración había anunciado en julio que las ventas podrían reanudarse, y la condición de reparto de ingresos se finalizó después de una reunión en la Casa Blanca entre Trump y Huang la semana pasada.
El acuerdo ha encontrado un campeón improbable en Mark Cuban, el franco empresario e inversor. Cuban elogió el manejo de la situación por parte de Trump en las redes sociales, describiéndolo como un “impuesto para multimillonarios” o un “impuesto sobre las ventas” para dos de las compañías de semiconductores más grandes del país. A pesar de sus críticas históricas a las políticas arancelarias de Trump, Cuban le dio crédito al Presidente por idear un método para generar ingresos fiscales corporativos significativos, algo que, según él, los demócratas han buscado durante mucho tiempo pero no han logrado. Sugirió llamarlo una “Comisión para América”, destacando su creencia de que demuestra la astuta comprensión de Trump sobre las motivaciones de los ejecutivos corporativos.
Sin embargo, el acuerdo ha encendido una tormenta de debate entre expertos legales y legisladores de ambos lados del espectro político. Los críticos sostienen que este modelo de reparto de ingresos no tiene precedentes para las licencias de exportación y plantea serias preguntas sobre su constitucionalidad. Se han expresado preocupaciones de que equivale a un impuesto de exportación inconstitucional y podría sentar un precedente peligroso, transformando los controles de exportación de una herramienta vital de seguridad nacional en un mecanismo generador de ingresos o un sistema de licencias de “pago por juego”. Legisladores, incluido el presidente republicano y el demócrata de mayor rango del Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre China, han pedido transparencia y cuestionado la base legal del acuerdo, advirtiendo contra el socavamiento de consideraciones de seguridad genuinas con “esquemas de impuestos creativos”.
Nvidia, por su parte, ha mantenido una postura de cumplimiento, declarando: “Seguimos las reglas que el gobierno de EE. UU. establece para nuestra participación en los mercados mundiales”. La compañía expresó la esperanza de que estas reglas de control de exportaciones permitan a Estados Unidos “competir en China y en todo el mundo”, enfatizando la necesidad crítica de que EE. UU. lidere en tecnología de IA y evite una repetición del escenario “5G” donde se quedó atrás. AMD aún no ha ofrecido un comentario público sobre los detalles específicos del acuerdo.
Este cambio de política se produce en medio de un esfuerzo de años por parte del gobierno de EE. UU. para restringir el acceso de China a tecnología de vanguardia, particularmente chips que podrían reforzar sus capacidades militares y de desarrollo de IA. Si bien el acuerdo señala una posible flexibilización de las tensiones comerciales, también plantea preguntas sobre la estrategia a largo plazo y la efectividad de dichos controles. El presidente Trump también ha insinuado la posibilidad de futuras negociaciones con respecto a chips Nvidia aún más avanzados, como una versión “degradada” de su chip Blackwell, sugiriendo que este enfoque único de la política comercial tecnológica podría seguir evolucionando.
La decisión de permitir que Nvidia y AMD reanuden las ventas de chips a China a cambio de una parte de sus ingresos marca un giro significativo y controvertido en la política tecnológica y comercial de EE. UU., invitando al escrutinio sobre su legalidad, implicaciones económicas y el impacto en la rivalidad tecnológica global.