Optimice Flujos de Agentes: Reduzca la Latencia 3-5x Sin Subir Costos
La promesa de agentes de IA autónomos orquestando tareas complejas y de varios pasos a menudo se siente como una maravilla tecnológica. Estos “flujos de trabajo agénticos”, donde los agentes de IA autodirigidos trazan su propio rumbo dentro de un marco predefinido, ofrecen una flexibilidad sin precedentes. Sin embargo, el encanto inicial puede desvanecerse rápidamente al enfrentarse a las duras realidades de una ejecución lenta, altos costos computacionales y un laberinto de componentes interdependientes. Las implementaciones tempranas han demostrado una latencia significativa, con consultas simples de clientes que tardan decenas de segundos e incurren en gastos sustanciales por solicitud. Afortunadamente, los avances recientes y las metodologías refinadas están permitiendo a los desarrolladores acelerar drásticamente estos sistemas y reducir su sobrecarga operativa sin comprometer su adaptabilidad inherente.
Un principio fundamental en la optimización de los flujos de trabajo agénticos es recortar el número de pasos. Cada llamada a un modelo de lenguaje grande (LLM) introduce latencia y aumenta el riesgo de tiempos de espera o “alucinaciones”, instancias en las que la IA genera información incorrecta o irrelevante. La filosofía de diseño aquí es sencilla: fusionar pasos relacionados en prompts únicos, evitar microdecisiones innecesarias que un solo modelo podría manejar y minimizar los viajes de ida y vuelta al LLM. El diseño de flujo de trabajo efectivo a menudo comienza con la configuración más simple posible, quizás incluso un solo agente, y luego itera descomponiendo partes solo cuando las métricas de evaluación indican la necesidad de mayor complejidad. Este refinamiento iterativo continúa hasta el punto de rendimientos decrecientes, de manera similar a identificar el “codo” en la agrupación de datos, asegurando un equilibrio óptimo entre complejidad y rendimiento.
Más allá de minimizar los pasos individuales, otro cuello de botella significativo a menudo surge del procesamiento secuencial. Paralelizar cualquier cosa que no tenga dependencias puede reducir drásticamente el tiempo de ejecución. Si dos tareas distintas dentro de un flujo de trabajo no requieren el resultado de la otra, pueden ejecutarse simultáneamente. Por ejemplo, en un escenario de soporte al cliente, recuperar simultáneamente el estado de un pedido y analizar el sentimiento del cliente puede reducir segundos del tiempo total de procesamiento, ya que estas acciones son independientes entre sí, incluso si sus resultados se combinan posteriormente para formular una respuesta.
Fundamentalmente, se deben eliminar las llamadas innecesarias al modelo. Si bien los LLM son increíblemente versátiles, no siempre son la herramienta óptima para cada subtarea. Depender de un LLM para aritmética simple, lógica basada en reglas o coincidencia de expresiones regulares es ineficiente. Si una función sencilla o una regla predefinida pueden realizar una tarea, omitir la llamada al LLM reducirá instantáneamente la latencia, los costos de tokens y mejorará la fiabilidad.
Además, adaptar el modelo a la tarea es fundamental para la eficiencia. Los LLM modernos vienen en varios tamaños y “sabores” especializados. Desplegar el modelo más grande y potente para una simple tarea de clasificación o extracción de entidades es similar a usar una supercomputadora para aritmética básica. Los modelos más grandes demandan más recursos computacionales, lo que lleva directamente a una mayor latencia y un mayor gasto. Un enfoque más estratégico implica comenzar con modelos más pequeños y eficientes, como un modelo de 8B parámetros, para tareas descompuestas. Solo si una tarea resulta demasiado compleja para el modelo inicial, se debe considerar una alternativa más grande. Las perspectivas de la industria también sugieren que ciertas arquitecturas de LLM funcionan mejor en tipos específicos de tareas, una consideración que debe guiar la selección del modelo.
El diseño de prompts también juega un papel crítico en el rendimiento. Si bien agregar “guardrails” a un prompt de LLM es una práctica común durante las evaluaciones, esto puede inflar inadvertidamente el tamaño del prompt y afectar la latencia. Estrategias como el almacenamiento en caché de prompts para instrucciones y esquemas estáticos, combinadas con la adición de contexto dinámico al final para una mejor reutilización de la caché, pueden reducir significativamente los tiempos de respuesta de ida y vuelta. Establecer límites claros de longitud de respuesta también evita que el modelo genere información innecesaria, lo que ahorra tiempo y tokens.
Más allá de la optimización de prompts, almacenar en caché todo lo aplicable puede generar ganancias sustanciales. Esto no se limita a las respuestas finales; los resultados intermedios y las llamadas a herramientas costosas también deben almacenarse en caché. La implementación de cachés de clave-valor (KV) para estados de atención parcial y datos específicos de la sesión, como perfiles de clientes o estados de sensores, puede reducir la latencia de trabajo repetido en un 40-70%.
Para implementadores avanzados, la decodificación especulativa ofrece otra vía para mejorar la velocidad. Esta técnica implica el uso de un modelo “borrador” más pequeño y rápido para predecir rápidamente los siguientes tokens, que luego son validados o corregidos en paralelo por un modelo más grande y preciso. Muchos proveedores de infraestructura líderes emplean este método “entre bastidores” para ofrecer una inferencia más rápida.
Finalmente, el ajuste fino estratégico, aunque a menudo pasado por alto por los nuevos adoptantes de LLM, puede ser una optimización poderosa. El ajuste fino de un LLM a un dominio o tarea específica puede reducir drásticamente la longitud del prompt requerida durante la inferencia. Esto se debe a que gran parte de lo que normalmente se incluiría en un prompt se “incorpora” a los pesos del modelo a través del proceso de ajuste fino, lo que lleva a prompts más pequeños y, en consecuencia, a una menor latencia. Sin embargo, el ajuste fino generalmente debe reservarse como una optimización de etapa posterior.
Subyacente a todas estas estrategias está la práctica crítica de la monitorización implacable. Sin métricas robustas, como el Tiempo hasta el Primer Token (TTFT), los Tokens Por Segundo (TPS), la precisión de enrutamiento, la tasa de aciertos de caché y el tiempo de coordinación multi-agente, los esfuerzos de optimización son ciegos. Estas métricas proporcionan la claridad necesaria para identificar cuellos de botella y validar la efectividad de los cambios implementados.
Los flujos de trabajo agénticos más rápidos y fiables no son accidentales. Son el resultado deliberado de una reducción implacable de pasos, una paralelización inteligente, código determinista, una selección juiciosa de modelos y un almacenamiento en caché generalizado. Al implementar estas estrategias y evaluar meticulosamente los resultados, las organizaciones pueden lograr mejoras de velocidad de 3 a 5 veces y realizar ahorros sustanciales de costos en sus operaciones impulsadas por IA.