Caos de guerra electrónica en Ucrania: Drones amigos, víctimas colaterales

Businessinsider

Los cielos de Ucrania se han convertido en un campo de batalla caótico de señales invisibles, donde las mismas herramientas diseñadas para defenderse de los drones enemigos están, sin querer, atacando a las fuerzas amigas. Esta escalada en la lucha de guerra electrónica (EW), caracterizada por una proliferación masiva de vehículos aéreos no tripulados (UAV) y un número finito de frecuencias operativas, está llevando a casos de “interferencia amiga”, interrumpiendo las propias operaciones de drones de Ucrania, a veces accidentalmente, a veces en el calor del pánico.

El problema surge del abrumador número de drones desplegados por ambos bandos, junto con el denso entorno de guerra electrónica. Con tantos dispositivos compitiendo por frecuencias de radio limitadas, la interferencia no intencionada se está convirtiendo en un desafío significativo. Los informes indican que hasta el 60% de las pérdidas de drones de Ucrania en algunos sectores del frente se han atribuido a sus propios sistemas de guerra electrónica. Esta interferencia amiga a menudo surge de la falta de esfuerzos coordinados y del uso generalizado de sistemas EW no registrados. Cuando los dispositivos EW se activan sin que otras unidades lo sepan, pueden interferir inadvertidamente con drones amigos que operan en las mismas frecuencias o en frecuencias adyacentes, lo que hace que pierdan contacto con los operadores y caigan del cielo. Las consecuencias van más allá de la mera pérdida de equipo, impidiendo gravemente el reconocimiento, la focalización y el apoyo logístico críticos para las operaciones en primera línea.

Este problema de “fuego amigo” es un síntoma de una intensa y rápida evolución de la carrera armamentística en guerra electrónica. Rusia ha adaptado continuamente sus tácticas de drones, desplegando UAV con mayor resistencia a las interferencias mediante sistemas de guía óptica, antenas multicanal e incluso microchips especializados que filtran las interferencias de amplio alcance. Crucialmente, Rusia también ha desplegado drones de fibra óptica, que son virtualmente inmunes a las interferencias convencionales ya que mantienen un enlace de cable físico con sus operadores, haciéndolos indetectables para los sistemas de guerra electrónica. Estos avances han permitido a las fuerzas rusas lograr ventajas tácticas significativas, incluyendo ataques a la logística y nodos de comando ucranianos en lo profundo de las líneas del frente.

Ucrania, en respuesta, se ha convertido en un semillero de innovación, desarrollando y desplegando rápidamente sus propias tecnologías antidrones y de guerra electrónica. La industria de defensa del país ha experimentado un auge masivo, con más de 300 fabricantes produciendo ahora sistemas de guerra electrónica, un aumento drástico desde solo cuatro en 2014. Kiev ha introducido nuevos drones con inteligencia artificial capaces de navegar sin GPS, e incluso pistolas antidrones para las tropas de primera línea. Una iniciativa importante es el sistema “Atlas”, una red de guerra electrónica a gran escala diseñada para integrar miles de unidades de interferencia y detección en una defensa única y coordinada, con el objetivo de crear un “muro antidrones” a lo largo de los 1.300 kilómetros del frente. Este sistema utiliza algoritmos inteligentes para la evaluación de amenazas en tiempo real y respuestas automatizadas, permitiendo el control remoto y reduciendo el riesgo humano. Además, Ucrania está probando el “Besomar 3210”, un dron interceptor reutilizable que utiliza comunicaciones de espectro ensanchado por salto de frecuencia para mejorar la resistencia a las interferencias, y el dron de reconocimiento “Vector AI” equipado con sensores acústicos para la detección de amenazas. También se están realizando esfuerzos para implementar protocolos de control alternativos, nuevos canales de comunicación y sistemas de navegación autónomos que permitan a los drones operar incluso cuando las señales están completamente bloqueadas.

El conflicto en curso ha transformado a Ucrania en un campo de pruebas crucial para las tecnologías de drones y antidrones, empujando los límites de la guerra moderna. Si bien ambos bandos continúan innovando a un ritmo furioso, el desafío para Ucrania no solo radica en desarrollar sistemas avanzados, sino también en lograr una coordinación perfecta para evitar que sus propias defensas electrónicas se conviertan en una amenaza no intencionada para su vital flota de drones.