¿Luz verde para la IA en Australia? Debaten minería de datos y copyright.
La Comisión de Productividad de Australia está examinando actualmente si las empresas tecnológicas deberían obtener exenciones de las leyes de derechos de autor existentes para facilitar el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial utilizando texto y datos. Esta consideración es un componente clave del informe provisional de la Comisión, “Aprovechando los Datos y la Economía Digital”, que utiliza los derechos de autor como un estudio de caso central para adaptar el marco regulatorio de Australia con el fin de gestionar los riesgos y oportunidades que presenta la IA.
Una recomendación significativa del informe provisional es que el gobierno federal emprenda una revisión exhaustiva de las regulaciones. Esta revisión tiene como objetivo identificar y abordar posibles lagunas que podrían ser explotadas por actores maliciosos que aprovechen la IA.
El debate en torno a las exenciones de derechos de autor ha generado fuertes opiniones. Scott Farquhar, cofundador del gigante australiano del software Atlassian, ha abogado públicamente por una revisión “urgente” de las normas de derechos de autor de Australia, argumentando que están desactualizadas en comparación con las de otras naciones comparables. Farquhar sostiene que la creación de exenciones para la minería de texto y datos para entrenar grandes modelos de lenguaje podría atraer miles de millones de dólares en inversión extranjera a Australia.
Por el contrario, la Agencia de Copyright, una organización sin fines de lucro responsable de recolectar y distribuir regalías a los titulares de derechos de autor, ha rechazado la idea de tales exenciones. En su lugar, la agencia propone que el gobierno establezca un nuevo esquema de compensación para remunerar a los creadores cuyo contenido es utilizado por las empresas tecnológicas para entrenar sus modelos de IA.
Stephen King, uno de los dos comisionados que lideran la investigación de la Comisión de Productividad, destacó el complejo equilibrio en juego. “Los derechos de autor son un gran ejemplo de dónde Australia necesita sentarse y preguntarse: ‘¿Nuestras leyes son adecuadas para la IA?’”, afirmó King. Reconoció el daño potencial de que las empresas de IA utilicen materiales con derechos de autor sin una compensación justa, al tiempo que reconoció el deseo de fomentar el desarrollo de herramientas de IA que utilicen dicho material. King sugirió explorar enfoques similares a las sociedades de gestión colectiva de derechos de autor existentes, como las de la industria musical, donde los esquemas colectivos gestionan la compensación por el uso generalizado. La Comisión busca comentarios sobre varias opciones, incluida una posible exención de “uso justo” para la minería de texto y datos, siempre que las empresas de IA obtengan y paguen por copias legales del material. Se espera una recomendación final para finales de año.
El informe de la Comisión también proyecta beneficios económicos significativos de la IA. Su modelado sugiere que incluso las estimaciones conservadoras indican que la IA podría generar un impulso de 116 mil millones de dólares a la economía australiana en la próxima década. Esto se traduce en un aumento estimado de 4.300 dólares en el salario real promedio de los australianos en diez años, con potencial para beneficios aún mayores.
A pesar del potencial transformador, la Comisión de Productividad desaconseja la creación de una legislación amplia y general específica para la IA. Advierte que una regulación excesivamente engorrosa o excesiva corre el riesgo de sofocar los beneficios de la tecnología. Esta postura se alinea con las opiniones del Viceministro de Productividad, Andrew Leigh, quien apoya este enfoque cauteloso.
Sin embargo, King aclaró que la Comisión no aboga por un marco regulatorio minimalista. “No es un toque ligero en absoluto”, explicó. “Lo que estamos diciendo es que la IA hará que sea más fácil, más barato y más rápido para los malos actores participar en conductas dañinas. Pero la mayor parte de esa conducta dañina ya es ilegal”. El enfoque de la Comisión enfatiza la identificación de dónde pueden ocurrir los daños y asegurar que las leyes existentes los cubran, con los reguladores adecuadamente dotados de recursos y facultades para actuar.
Más allá de los derechos de autor, el informe provisional también apoya la evolución de las normas de privacidad hacia un enfoque basado en resultados, yendo más allá del mero cumplimiento de “marcar casillas”. Además, la Comisión alienta al gobierno a apoyar nuevas vías que permitan a individuos y empresas acceder y compartir datos relacionados con ellos.