Demanda contra Anthropic amenaza con "arruinar" la industria de la IA
Una batalla legal trascendental amenaza con remodelar la floreciente industria de la inteligencia artificial, ya que la decisión de un juez federal ha abierto la puerta para que potencialmente millones de escritores se unan a una demanda masiva por infracción de derechos de autor contra la startup de IA Anthropic. La demanda, presentada inicialmente por tres autores, alega que el chatbot Claude de Anthropic fue entrenado con libros pirateados obtenidos de “bibliotecas en la sombra” como LibGen.
El mes pasado, el juez de distrito de EE. UU. William Alsup elevó significativamente las apuestas, dictaminando que el trío inicial podría representar a cada uno de los aproximadamente siete millones de libros supuestamente pirateados por Anthropic. Esta decisión expone a la compañía a una asombrosa responsabilidad potencial de cientos de miles de millones de dólares, con daños legales que por sí solos alcanzan hasta 150.000 dólares por obra infringida.
En respuesta, Anthropic, junto con varios grupos de la industria, ha solicitado urgentemente a un tribunal de apelaciones que revoque el fallo. Sostienen que esto constituiría la mayor demanda colectiva por derechos de autor de la historia y, lo que es crítico, que podría “arruinar financieramente” a toda la industria de la IA. Anthropic, que recientemente obtuvo miles de millones en inversiones y cuenta con una valoración de 61.500 millones de dólares —superando los ingresos anuales de toda la industria editorial de EE. UU.— argumenta que la IA es simplemente demasiado vital para fracasar.
En su petición de apelación, Anthropic describe la decisión del juez Alsup como errónea, acusando al tribunal de apresurarse a certificar la demanda colectiva sin establecer métodos fiables para identificar a los miembros de la clase o adjudicar sus reclamaciones individuales. La compañía afirma que el juez no realizó un “análisis riguroso”, basando su decisión principalmente en sus cinco décadas de experiencia judicial. Anthropic advierte además que el inmenso riesgo financiero la obligaría a llegar a un acuerdo de inmediato, negándole así una oportunidad justa para defender sus prácticas de entrenamiento de modelos de IA en los tribunales.
Este caso es una de varias demandas de alto perfil que conllevan implicaciones existenciales para el sector de la IA. Históricamente, las empresas de IA han dependido de la adquisición de vastas cantidades de datos de entrenamiento con un costo mínimo o nulo. Sin embargo, autores y artistas han demandado cada vez más a grandes actores como OpenAI y Meta por usar sus obras protegidas por derechos de autor sin permiso o compensación. La industria defiende consistentemente sus prácticas de adquisición de datos bajo el paraguas del “uso justo”, argumentando que verse obligados a pagar por todo el material protegido por derechos de autor utilizado paralizaría efectivamente todo el esfuerzo.
Esta postura, que a menudo implica que la supervivencia de la industria depende del acceso gratuito a material protegido por derechos de autor, ha suscitado cuestiones éticas sobre la sostenibilidad de una industria construida sobre la ingestión de prácticamente todo internet. Sin embargo, las empresas tecnológicas han respondido con argumentos de que los libros que utilizaron no tenían valor económico independiente, o invocando preocupaciones de seguridad nacional, afirmando que cualquier impedimento al progreso de la IA estadounidense podría dejar a EE. UU. vulnerable a competidores como China.
Un giro intrigante en la apelación de Anthropic es su citación de precedentes que sugieren que las reclamaciones por derechos de autor son generalmente candidatas pobres para un tratamiento de demanda colectiva. Esto se debe a la complejidad inherente de requerir que cada demandante pruebe individualmente la propiedad de su obra, un proceso rara vez sencillo en el fragmentado mundo de los derechos de publicación. Sorprendentemente, algunos grupos destacados de defensa de autores, incluyendo Authors Alliance y Electronic Frontier Foundation, parecen estar de acuerdo con Anthropic en este punto procesal específico. En un escrito, estos grupos argumentaron que la decisión del tribunal de expandir la demanda “agrupó perezosamente” siete millones de libros en una sola categoría, haciendo una suposición infundada de que todas las partes involucradas compartirían intereses comunes.
La Authors Alliance declaró que el tribunal no realizó ningún análisis sobre los tipos de libros incluidos, sus autores, las licencias aplicables o los diversos intereses de los titulares de derechos. Esto subraya una posible divergencia de opinión incluso entre autores y sus editores con respecto a la IA. Además, la decisión no abordó adecuadamente las complejidades que surgen de los autores fallecidos, cuyos patrimonios literarios a menudo tienen derechos divididos entre múltiples partes. El resultado de este caso, por lo tanto, promete ser un momento crucial para el futuro tanto de las industrias creativas como de la inteligencia artificial.