OpenAI se acerca a los $500 mil millones en valoración por venta de acciones a empleados

Nytimes

OpenAI, la fuerza innovadora detrás de ChatGPT, estaría en discusiones avanzadas para facilitar la venta de $6 mil millones en acciones en poder de sus empleados actuales y anteriores a un consorcio de inversores. Si el acuerdo se materializa, catapultaría al pionero de la inteligencia artificial a una valoración estimada de $500 mil millones, posicionándola como la compañía privada más valiosa del mundo, según datos compilados por el rastreador de startups CB Insights.

Esta posible transacción marca otro aumento dramático en la valoración de OpenAI, que ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años. El laboratorio de investigación de IA con sede en San Francisco fue valorado en $157 mil millones en octubre antes de subir a $300 mil millones en marzo. Ese mismo mes, la compañía aseguró un acuerdo con SoftBank y otros inversores para una nueva ronda de financiación proyectada para recaudar $40 mil millones para fin de año. Las discusiones actuales involucran una venta en el mercado secundario, donde las acciones existentes en poder de los empleados serían adquiridas por inversores como SoftBank y Thrive Capital. Aunque las conversaciones están en curso, los términos específicos del acuerdo aún podrían evolucionar.

La escalada de la valoración de OpenAI refleja un frenesí de inversión más amplio que envuelve al sector de la inteligencia artificial en Silicon Valley. Gigantes tecnológicos importantes, incluidos Meta, Google, Amazon, Microsoft y la propia OpenAI, están invirtiendo miles de millones en la contratación de los mejores investigadores de IA y en la construcción de los vastos centros de datos e infraestructura necesarios para impulsar el desarrollo avanzado de la IA. Esta intensa competencia ha encendido un apetito insaciable entre los inversores. Los acuerdos de capital de riesgo para startups de IA ya han alcanzado la impresionante cifra de $129 mil millones este año hasta el 18 de agosto, superando significativamente los $106 mil millones registrados para la totalidad de 2024, según informó PitchBook.

El fervor se extiende más allá de OpenAI. Databricks, una compañía con sede en San Francisco especializada en software que aprovecha la IA para el almacenamiento y análisis de datos, anunció recientemente una nueva financiación que la valora en más de $100 mil millones, un salto sustancial desde su valoración anterior de $62 mil millones. Ali Ghodsi, cofundador y CEO de Databricks, reveló que la compañía no había buscado activamente nuevo capital, pero fue inundada con consultas de inversores a raíz de la exitosa oferta pública inicial de Figma el mes pasado, que vio a la startup de software de diseño alcanzar una capitalización de mercado de $67.7 mil millones en su primer día de cotización. Ghodsi enfatizó la oportunidad de mercado percibida, afirmando que sería imprudente aplazar dicha inversión, aunque Databricks actualmente no tiene planes inmediatos para una cotización pública. Fundada en 2013, la compañía había recaudado previamente $19 mil millones de inversores como Thrive Capital y Andreessen Horowitz, y aún no ha revelado la cantidad específica de su última ronda de financiación, aún sin cerrar.

A pesar de sus crecientes perspectivas financieras, OpenAI enfrenta desafíos estructurales únicos. La compañía opera como un híbrido inusual de una entidad sin fines de lucro y una con fines de lucro. Durante los últimos 18 meses, ha estado trabajando para hacer la transición a una estructura corporativa más convencional, un movimiento visto como un precursor de una posible oferta pública. Sin embargo, este esfuerzo de reestructuración ha encontrado una oposición significativa. Elon Musk, uno de los cofundadores de OpenAI y ahora jefe de la firma de IA rival xAI, está intentando activamente bloquear los cambios a través de una demanda federal. Además, partes externas han instado a los fiscales generales de California y Delaware, donde OpenAI tiene su sede y está registrada respectivamente, a intervenir. Estos críticos argumentan que la reestructuración abandona la misión sin fines de lucro original de OpenAI: desarrollar IA para el beneficio de la humanidad, en lugar de para obtener ganancias financieras. Ambos fiscales generales han confirmado que están monitoreando la situación de cerca, destacando los profundos debates éticos y fundamentales que giran en torno al futuro de la IA y las entidades que la configuran.