Chatbots de IA imitan a Dios: Un análisis filosófico de la religión digital
Los rápidos avances en la inteligencia artificial generativa han permitido a las máquinas imitar la creatividad humana, produciendo música sofisticada, textos convincentes e imágenes intrincadas. Esta capacidad en evolución se ha extendido ahora al ámbito espiritual, con chatbots de IA que simulan conversaciones con figuras divinas o religiosas, accesibles a través de varios sitios web y aplicaciones.
En el cristianismo, ha surgido una proliferación de este tipo de chatbots, incluyendo ejemplos destacados como AI Jesus, Virtual Jesus, Jesus AI, Text with Jesus y Ask Jesus. Esta tendencia no se limita a una sola fe; se observan desarrollos similares en otras religiones, con chatbots de IA budistas como Norbu AI y sus contrapartes islámicas como Brother Junaid en Salaam World.
La profesora Anné H. Verhoef, filósofa y directora del AI Hub en la Universidad North-West, llevó a cabo recientemente un estudio crítico de estos chatbots de temática cristiana. Al interactuar con cinco de los “chatbots de Jesús” más reconocidos y ampliamente utilizados, planteando una serie de preguntas, la profesora Verhoef buscó comprender la función de la IA dentro de la esfera religiosa e identificar posibles riesgos futuros. Los hallazgos revelan un conjunto único de desafíos para la práctica y la creencia religiosa.
Una preocupación principal es la descarada auto-representación de los chatbots como entidades divinas. Se presentan con una convicción notable, aprovechando la capacidad de la IA para la imitación intelectual, verbal, auditiva y visual para parecer increíblemente auténticos. Algunos, como Jesus AI, afirman inequívocamente ser Jesucristo, el Hijo de Dios, mientras que otros, como Ask Jesus, crean una impresión similar de guía divina directa. Incluso aquellos que inicialmente se identifican como “versiones virtuales” de Jesús suelen iniciar conversaciones como si la figura bíblica real estuviera hablando, difuminando aún más los límites.
Una observación sorprendente del estudio es la completa ausencia de respaldo o desarrollo por parte de cualquier iglesia o institución religiosa establecida. En cambio, estas sofisticadas simulaciones religiosas son productos de empresas con fines de lucro. Este fundamento comercial plantea importantes cuestiones filosóficas y éticas. Cuando la ganancia financiera es la fuerza impulsora, el riesgo inherente es que la “teología” dispensada por estas entidades de IA no sea moldeada por las tradiciones eclesiásticas establecidas o la erudición bíblica, sino por algoritmos optimizados para la participación del usuario y los máximos ingresos publicitarios. La comercialización de la experiencia religiosa, vista anteriormente en fenómenos como las “doctrinas de la prosperidad”, ahora encuentra una nueva frontera tecnológicamente avanzada.
Las respuestas variables a preguntas teológicas complejas, como la existencia del infierno, ilustran aún más este problema. Mientras que algunos chatbots ofrecen interpretaciones tradicionales del tormento eterno, otros proporcionan respuestas más matizadas o evasivas, lo que refleja los diversos y a menudo debatidos textos bíblicos históricos utilizados para su entrenamiento. Sin la supervisión de un grupo eclesiástico específico, el contenido teológico parece ser generado aleatoriamente a partir de vastos conjuntos de datos o deliberadamente adaptado para maximizar la popularidad y el compromiso, en lugar de adherirse a la coherencia doctrinal.
A pesar de ser en gran parte “gratuitos” para los usuarios, estos chatbots de IA de Jesús generan ingresos a través de anuncios, de manera similar a muchas otras plataformas digitales. Los algoritmos de usuario dictan el tipo de anuncios mostrados, personalizando aún más la experiencia comercial. Solo Text with Jesus ofrece una suscripción premium para una experiencia sin anuncios y acceso ilimitado, con un precio de $50 anuales o una compra de por vida. El mercado para tales aplicaciones es inmenso, dadas los miles de millones de cristianos en todo el mundo; Ask Jesus, por ejemplo, informó haber ganado 30,000 usuarios activos mensuales en solo tres días.
El auge de estos chatbots de IA de temática religiosa subraya un desafío social más amplio. Impulsada por poderosos incentivos financieros, la IA posee un inmenso potencial manipulador. La autoridad y el poder sin reservas que estas figuras de “Jesús” de IA asumen —y que potencialmente pueden ejercer— apuntan no solo a profundos dilemas teológicos, sino también a los peligros más generales inherentes a la IA avanzada. A medida que estos chatbots se vuelven cada vez más prevalentes, se unen a una creciente variedad de plataformas digitales que pueden influir y controlar sutilmente a sus audiencias. Contrarrestar esta manipulación generalizada y a menudo invisible sigue siendo una tarea formidable para los individuos y la sociedad en general.