Merge Labs de Altman desafía a Neuralink en la carrera BCI

Arstechnica

La rivalidad latente entre Sam Altman, cofundador de OpenAI, y Elon Musk, jefe de Tesla, se intensificará aún más con la aparición de Merge Labs, una nueva empresa preparada para desafiar a Neuralink de Musk en el floreciente campo de las interfaces cerebro-computadora.

Fuentes con conocimiento directo de los planes indican que Merge Labs está recaudando activamente nuevo capital, apuntando a una valoración de 850 millones de dólares. Se espera que una parte significativa de esta inversión provenga de la división de riesgo de OpenAI, una iniciativa personalmente impulsada por Altman. Aunque asumirá un papel de cofundador, Altman no está programado para gestionar las operaciones diarias de la empresa. Sin embargo, ayudará a lanzar el proyecto junto a Alex Blania, conocido por su trabajo en Worldcoin, el proyecto de identidad digital de escaneo de iris también respaldado por el jefe de OpenAI.

El evocador nombre de la empresa, Merge Labs, se inspira en un concepto ampliamente debatido en Silicon Valley: “la fusión” (the merge), un punto futuro hipotético donde la conciencia humana y la inteligencia artificial se integran sin fisuras. Esto no es una fascinación nueva para Altman, quien escribió una detallada entrada de blog sobre el tema en 2017, incluso especulando que tal convergencia podría ocurrir tan pronto como en 2025. Más recientemente, reiteró su creencia de que las “interfaces cerebro-computadora de alto ancho de banda” están en el horizonte, impulsadas por rápidos avances tecnológicos. Merge Labs aspira a asegurar aproximadamente 250 millones de dólares de OpenAI y otros inversores, aunque estas discusiones aún están en sus etapas incipientes, y el propio Altman no será un inversor personal.

Este nuevo esfuerzo sitúa a Merge Labs en competencia directa con Neuralink, la empresa de interfaces cerebro-computadora fundada por Elon Musk en 2016. La rivalidad entre Altman y Musk tiene raíces profundas; ambos fueron fundamentales en la cofundación de OpenAI. Sin embargo, su colaboración terminó de forma agria en 2018 cuando Musk abandonó la junta directiva tras importantes desacuerdos con Altman, particularmente en relación con la dirección estratégica de OpenAI. Desde entonces, su relación profesional ha degenerado en una feroz rivalidad pública, notablemente en la búsqueda de la inteligencia artificial. Musk lanzó su propia startup de IA, xAI, en 2023, e incluso ha iniciado procedimientos legales contra OpenAI, buscando bloquear su transición de una entidad sin fines de lucro, una organización que inicialmente ayudó a financiar con un capital sustancial.

Neuralink, un actor prominente en el panorama de las interfaces cerebro-computadora, recientemente obtuvo 650 millones de dólares en financiación con una impresionante valoración de 9 mil millones de dólares, atrayendo inversiones de grandes firmas como Sequoia Capital, Thrive Capital y Vy Capital. Curiosamente, el propio Altman fue un inversor inicial en Neuralink. Más allá de estos dos gigantes, el sector BCI está atrayendo una considerable atención, con varias otras startups como Precision Neuroscience y Synchron también haciendo grandes avances.

Si bien el concepto de implantes cerebrales ha existido durante décadas, los recientes avances en inteligencia artificial, junto con mejoras significativas en los componentes electrónicos utilizados para capturar e interpretar señales neuronales, han mejorado drásticamente su utilidad práctica y sus posibles aplicaciones.

La cartera de inversiones de Altman se extiende mucho más allá de OpenAI, el creador de ChatGPT, ahora valorado en la asombrosa cifra de 300 mil millones de dólares, lo que refleja sus diversos intereses en tecnologías fundamentales. Además de cofundar Worldcoin, sus inversiones incluyen Oklo, una empresa centrada en la fisión nuclear avanzada, y Helion, un proyecto pionero de fusión nuclear, lo que subraya su creencia en apuestas tecnológicas transformadoras y a largo plazo.

OpenAI se negó a comentar sobre la nueva empresa, pero su aparición señala un nuevo capítulo de alto riesgo en la continua carrera armamentista tecnológica entre dos de las figuras más ambiciosas y competitivas de Silicon Valley.