Perplexity AI: ¿Su oferta de $34.5B por Chrome, jugada maestra o truco publicitario?
Una audaz oferta no solicitada de la firma de inteligencia artificial Perplexity para adquirir el navegador Chrome de Google ha encendido un feroz debate en Silicon Valley: ¿Representa este movimiento una verdadera jugada estratégica para el dominio del mercado, o es simplemente un truco publicitario meticulosamente orquestado?
La oferta de 34.500 millones de dólares por el navegador ampliamente utilizado de Google levantó inmediatamente sospechas, sobre todo porque casi duplica la propia valoración de Perplexity, de 18.000 millones de dólares. La startup de IA, hasta la fecha, solo ha recaudado aproximadamente 1.500 millones de dólares, incluida una reciente ronda de extensión de 100 millones de dólares. Aunque Perplexity afirma que varios inversores están preparados para respaldar un acuerdo tan sustancial, los arreglos de financiación específicos permanecen notablemente sin revelar.
Los analistas de la industria son en gran medida escépticos sobre la valoración de Perplexity. El analista tecnológico de Wedbush, Dan Ives, por ejemplo, estima el valor de Chrome en un mínimo de 50.000 millones de dólares. Este sentimiento es compartido por el CEO de DuckDuckGo, Gabriel Weinberg, quien sugiere que el navegador podría alcanzar cifras aún más altas si Google se viera obligado a vender. Tales estimaciones sitúan la oferta de Perplexity significativamente por debajo del valor de mercado.
El razonamiento estratégico de Perplexity para la oferta parece centrarse en la creencia de que el control del navegador definirá la próxima frontera en la búsqueda con IA. La compañía lanzó recientemente Comet, su propio navegador de búsqueda nativo de IA, marcando una entrada explícita en el mercado de navegadores. Adquirir Chrome otorgaría instantáneamente a Perplexity acceso a más de tres mil millones de usuarios, un salto colosal desde sus actuales 30 millones de usuarios activos mensuales para su servicio de IA.
Sin embargo, el escepticismo es generalizado. El inversor tecnológico Heath Ahrens desestimó la jugada como un mero “truco”, argumentando que la oferta está “lejos del valor real de Chrome, dada su incomparable cantidad de datos y alcance”. Este cinismo se ve aún más alimentado por los términos aparentemente altruistas que Perplexity ha propuesto. La compañía declaró que mantendría las preferencias de navegación actuales de los usuarios, incluyendo Google como motor de búsqueda predeterminado, y se comprometió a mantener el motor subyacente de Chrome, Chromium, de código abierto, prometiendo una inversión de 3.000 millones de dólares durante 24 meses. Estas condiciones parecen desafiar la lógica de adquisición convencional, donde los compradores suelen buscar aprovechar los activos para obtener una ventaja competitiva en lugar de preservar la posición de mercado de un rival. El compromiso de retener a Google como motor de búsqueda predeterminado es particularmente desconcertante, dado que el negocio principal de Perplexity es un desafío directo a Google Search. Observadores experimentados de la industria probablemente supondrían que tales garantías son efímeras, y cualquier integración práctica conduciría inevitablemente a cambios significativos en la provisión de servicios de Chrome.
El momento de la oferta no solicitada de Perplexity se alinea perfectamente con los procedimientos antimonopolio en curso contra Google. Si bien Google no ha respondido públicamente a la oferta y no tiene planes de vender Chrome, actualmente está apelando un fallo judicial histórico de EE. UU. del año pasado que determinó que mantenía un monopolio ilegal en la búsqueda en línea. La medida de Perplexity también sigue a informes anteriores de que su rival OpenAI expresó interés en adquirir Chrome, lo que subraya un consenso creciente entre las empresas de IA sobre la importancia estratégica del control del navegador. Este no es el primer intento de adquisición audaz de Perplexity; en enero, según se informó, ofreció fusionarse con TikTok US para abordar las preocupaciones sobre la propiedad china de la aplicación de videos cortos. Esa oferta también generó titulares, pero finalmente no se materializó.
A pesar de las cifras astronómicas involucradas, la reacción del mercado ha sido notablemente moderada. El precio de las acciones de Alphabet solo experimentó un modesto aumento del 1,4% desde la apertura del mercado, lo que sugiere que los inversores ven la oferta con escepticismo más que como una amenaza genuina al dominio del navegador de Google. Más allá de esta transacción específica, el movimiento de Perplexity destaca una tendencia más amplia: las empresas de IA perciben cada vez más la infraestructura tecnológica tradicional, particularmente los navegadores, como puntos de control críticos para la próxima evolución de la “búsqueda agencial” —donde la IA actúa de forma más autónoma en nombre del usuario— y la publicidad en línea.
En última instancia, el análisis de la industria sugiere que es muy poco probable que Google se deshaga de Chrome, lo que convierte la oferta de Perplexity más en una sofisticada maniobra de relaciones públicas que en un acuerdo viable. Sin embargo, la oferta logra varios objetivos estratégicos más allá de su intención declarada: genera una cobertura mediática significativa, posiciona a Perplexity como un contendiente serio para Google y señala sutilmente su respaldo financiero para futuras empresas ambiciosas. Ya sea una jugada genuina o un espectáculo cuidadosamente orquestado, la oferta sin duda ilumina el panorama cambiante de la competencia de IA, donde el control sobre los puntos de acceso de los usuarios bien puede determinar a los vencedores en la próxima fase de la transformación digital. Por ahora, Perplexity ciertamente ha captado la atención que buscaba en un mercado de IA cada vez más concurrido.