Autora premiada defiende el uso de ChatGPT en su novela
La novelista japonesa Rie Qudan, de 34 años, ha desatado un considerable debate con su última obra, Sympathy Tower Tokyo, una novela que recientemente obtuvo el prestigioso premio Akutagawa. La controversia no se deriva únicamente de su narrativa convincente, sino de la sincera admisión de Qudan de que partes del libro fueron generadas utilizando ChatGPT.
Hablando desde su hogar cerca de Tokio, antes del lanzamiento de la traducción al inglés de la novela, Qudan aborda la inquietud que algunos sienten sobre el papel de la IA en los esfuerzos creativos. No expresa angustia por que su trabajo potencialmente entrene modelos de IA, afirmando una esencia única e inigualable dentro de su escritura. La autora aclaró que el aproximadamente 5% de la novela atribuido a la IA comprendía intercambios directos entre un personaje y ChatGPT, sirviendo como un recurso narrativo. Más ampliamente, Qudan reveló que las interacciones con la IA resultaron ser una fuente significativa de inspiración, ofreciendo ideas fascinantes sobre los procesos de pensamiento humano. Su uso de la IA, por lo tanto, no buscaba engañar, sino iluminar sus efectos potenciales y los reflejos de la cognición humana.
Sympathy Tower Tokyo se centra en Sara Machina, una arquitecta japonesa encargada de diseñar un nuevo rascacielos para albergar a criminales condenados, conceptualizado como un faro de “confort compasivo” —una noción que un personaje irónicamente etiqueta como reflejo de “la extraordinaria amplitud de miras del pueblo japonés”. Sara, ella misma víctima de un crimen violento, lidia con la idoneidad de un enfoque tan comprensivo hacia los delincuentes. Este tema central se inspiró en parte en el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe en 2022, un evento en el que el trasfondo del tirador provocó una inesperada simpatía pública en Japón debido a su difícil crianza religiosa. La novela sondea las actitudes públicas hacia los criminales a través de una satírica “Prueba de Simpatía” para los posibles residentes de la torre, con la IA decidiendo en última instancia quién es considerado digno de compasión.
A pesar de que el premio Akutagawa le brindó una sensación de liberación después de una nominación anterior en 2022, el componente de IA de la novela ha atraído una atención significativa. Sin embargo, Qudan observa que la discusión subsiguiente entre los lectores japoneses se ha centrado más en el lenguaje mismo y en cómo los cambios lingüísticos de las últimas décadas influyen en la percepción y el comportamiento. De hecho, el lenguaje forma la base de Sympathy Tower Tokyo, donde las palabras no son meras herramientas de expresión, sino profundas revelaciones de la realidad. Como afirma un personaje: “Las palabras determinan nuestra realidad”.
Un debate lingüístico clave en la novela gira en torno a la creciente prevalencia del katakana, la escritura japonesa utilizada principalmente para palabras de origen extranjero. A diferencia de los caracteres kanji tradicionales o la escritura hiragana, las palabras en katakana a menudo suenan más suaves y eufemísticas, lo que potencialmente permite evitar frases discriminatorias. Personajes como Sara lamentan esta tendencia, viéndola como un abandono del idioma japonés tradicional, mientras que otros resisten lo que consideran una “lamentable proliferación”. Qudan, nacida en 1990, señala que para su generación, el katakana se ha convertido en un estándar incuestionable.
Esta evolución lingüística conlleva implicaciones políticas urgentes. Qudan la conecta con el reciente aumento de apoyo al partido de extrema derecha Sanseito, que, haciendo campaña con un eslogan de “Japoneses primero” que recuerda al “América primero” de Donald Trump, vio crecer su representación en la cámara alta del parlamento de uno a catorce escaños. Qudan explica que Sanseito emplea deliberadamente el equivalente en katakana para “primero” en su eslogan. Esta elección lingüística, argumenta, reemplaza las asociaciones potencialmente negativas con otras neutrales, suavizando efectivamente el mensaje y previniendo reacciones negativas inmediatas. Crea una forma de negación plausible, un movimiento calculado que exige escrutinio. “Cuando alguien usa katakana”, concluye Qudan, “deberíamos preguntar: ¿qué están tratando de ocultar?” Esta pregunta subraya la profunda investigación de su novela sobre cómo el lenguaje puede tanto ocultar como revelar las complejas realidades de la sociedad japonesa, incluida su lucha continua con la diversidad y los prejuicios subyacentes.