Trump 2.0 impulsa la IA y tecnología de defensa europea
Europa está recalibrando rápidamente su panorama tecnológico y de seguridad, impulsada por un imperativo creciente de autonomía estratégica frente a un orden global en evolución. La anticipación de una posible segunda administración Trump, marcada por su postura de “Estados Unidos Primero” y el cuestionamiento de las alianzas tradicionales, está galvanizando al continente para acelerar su búsqueda de la soberanía de la IA y reforzar sus capacidades de tecnología de defensa. Este cambio significa una profunda reorientación, ya que las naciones europeas redoblan la innovación propia para reducir la dependencia de potencias externas, particularmente de Estados Unidos.
El sector de defensa del continente está experimentando un aumento sin precedentes en inversión e innovación. La urgencia geopolítica, principalmente impulsada por conflictos en curso y una sensación más amplia de inseguridad, ha provocado un aumento significativo del gasto militar. Se proyecta que los miembros duales de la OTAN-UE asignarán el 2.04% de su PIB a defensa en 2025, un aumento notable respecto a años anteriores. Este impulso se amplifica aún más por iniciativas como el Fondo Europeo de Defensa (FED) de la Comisión Europea, que está canalizando 8.800 millones de euros en investigación y desarrollo para 2027, junto con el paquete “Preparación 2030” que ha desbloqueado 150.000 millones de euros en liquidez. El enfoque es claro: construir una base industrial de defensa robusta e independiente. Las startups están a la vanguardia de esta transformación, con empresas europeas de defensa de IA que recaudaron 5.200 millones de dólares en 2024, un aumento del 30% en dos años. Empresas como la alemana Helsing, valorada en 5.000 millones de euros, están escalando rápidamente drones habilitados con IA y tecnologías probadas en el campo de batalla, mientras que Quantum Systems, con sede en Múnich, logró el estatus de unicornio en mayo de 2025 con sus drones probados en el campo de batalla. Este ecosistema en auge tiene como objetivo disminuir la dependencia europea de larga data de las importaciones de defensa estadounidenses, fomentando una nueva era de autosuficiencia.
Paralelamente al impulso de defensa, Europa está intensificando sus esfuerzos para lograr una “IA soberana”. Esta ambición busca desarrollar y gobernar sistemas de IA dentro de la región, garantizando la privacidad de los datos, la transparencia y el cumplimiento de las leyes locales, reduciendo así la dependencia de gigantes tecnológicos no pertenecientes a la UE. El “Plan de Acción del Continente de la IA” de la Comisión Europea, presentado en abril de 2025, describe una estrategia integral para el liderazgo en IA. Clave para este plan son proyectos ambiciosos como las “Fábricas de IA” y las “Gigafábricas de IA” – instalaciones de supercomputación diseñadas para entrenar modelos avanzados de IA, respaldadas por un consorcio público-privado sustancial valorado en alrededor de 20.000 millones de euros para estas últimas. La Ley de IA de la UE, que comenzó a implementarse el 1 de agosto de 2024 y se aplicará plenamente en agosto de 2027, establece un marco regulatorio armonizado destinado a fomentar la confianza y proporcionar seguridad jurídica para la innovación. Líderes europeos, incluidos el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Friedrich Merz, han defendido vocalmente este impulso hacia la autonomía digital. Incluso mientras los hiperescaladores estadounidenses continúan superando la inversión europea en infraestructura de IA, Europa está fomentando sus propios campeones, como la startup francesa Mistral AI, que se está posicionando estratégicamente en aplicaciones de IA de defensa seguras y de baja latencia y asociándose con Nvidia para construir infraestructura crítica de centros de datos.
El espectro de una presidencia de “Trump 2.0” es un catalizador significativo para estos esfuerzos europeos. La inestabilidad regulatoria percibida en EE. UU., junto con una postura más proteccionista y el cuestionamiento de los principios fundamentales de la OTAN, ha profundizado las preocupaciones europeas sobre la dependencia de la tecnología y las garantías de seguridad estadounidenses. Una segunda administración Trump con su “postura hostil hacia Europa” ha amplificado las ansiedades existentes con respecto a la soberanía de los datos y la dependencia excesiva de los servicios en la nube estadounidenses. Además, el anuncio de ambiciosos planes de inversión en IA de EE. UU., como el propuesto “Proyecto Stargate” de 500.000 millones de dólares de Trump, ha sido visto en Europa como un claro recordatorio de la brecha de inversión, lo que subraya aún más la urgencia de la autosuficiencia. Si bien algunas empresas tecnológicas estadounidenses pueden intentar aprovechar una presidencia de Trump para influir en las regulaciones de la UE, los formuladores de políticas europeos se mantienen firmes, reconociendo que tal estrategia podría acelerar inadvertidamente los esfuerzos globales para reducir la dependencia de la tecnología estadounidense, especialmente en áreas críticas como la IA. Este telón de fondo geopolítico está obligando a Europa no solo a aumentar sus propias capacidades, sino también a atraer a los mejores investigadores y talentos, fortaleciendo su ecosistema de investigación e innovación a medida que traza un futuro tecnológico más independiente.