Acciones tecnológicas de EE. UU. golpeadas por alertas de burbuja de IA de OpenAI y MIT
Las acciones tecnológicas de EE. UU. experimentaron un notable descenso esta semana, a medida que un creciente coro de preocupaciones sobre la longevidad y sostenibilidad del auge de la inteligencia artificial comenzó a pinchar el entusiasmo, antes desbocado, de Wall Street. El cambio de sentimiento fue significativamente influenciado por una dura advertencia del CEO de OpenAI, Sam Altman, y los hallazgos aleccionadores de un reciente informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), lo que llevó a los inversores a reevaluar las valoraciones excesivas que han impulsado el mercado durante meses.
El CEO de OpenAI, Sam Altman, una figura central en la revolución de la IA, advirtió explícitamente que el sector de la IA podría estar entrando en “territorio de burbuja”, sugiriendo que los inversores se han “sobreexcitado”. Estableciendo paralelismos con el estallido de la burbuja de las puntocom a finales de los años 90, Altman articuló que, si bien la tecnología de IA subyacente es genuinamente transformadora, las valoraciones actuales del mercado parecen cada vez más desvinculadas de la realidad, lo que lleva a un escenario potencial donde “alguien va a salir quemado”. Explicó que durante tales períodos especulativos, incluso “la gente inteligente se sobreexcita y asigna mal el capital”, financiando nuevas empresas que pueden carecer de perspectivas viables a largo plazo. Esta advertencia de un experto de la industria, cuya empresa lanzó recientemente GPT-5, tiene un peso significativo, incluso mientras OpenAI planea invertir billones de dólares en infraestructura de centros de datos, reconociendo el inmenso gasto de capital requerido para la IA avanzada.
A la inquietud del mercado se suman las revelaciones de una investigación de MIT Technology Review, publicada en mayo de 2025, que destacó las explosivas demandas de energía y la huella ambiental de la floreciente industria de la IA. El informe subraya que el voraz apetito de la IA por la electricidad está escalando rápidamente, con proyecciones de que los centros de datos consumirán entre el 12% y el 15% de la electricidad total de EE. UU. para 2030, un salto significativo desde el 4% en 2023. Este aumento ya está ejerciendo presión sobre las redes eléctricas existentes y contribuyendo al aumento de los precios de la electricidad tanto para consumidores como para empresas. Incluso interacciones aparentemente menores, como la “cortesía” incrustada en las indicaciones de IA, se traducen en millones de dólares en gastos operativos, según el propio Altman. Estos hallazgos introducen una cuestión crítica de sostenibilidad, sugiriendo un “impuesto ambiental oculto” que podría desafiar la viabilidad económica a largo plazo de algunas iniciativas de IA.
La confluencia de estas advertencias ha impactado visiblemente la dinámica del mercado. Después de un período en el que los gigantes tecnológicos del “Magníficas 7”, fuertemente invertidos en IA, impulsaron en gran medida las ganancias del S&P 500, los analistas ahora observan signos de moderación. El miedo es palpable: si la entrega de la IA en el mundo real a corto plazo no cumple con las expectativas infladas, podría producirse una fuerte corrección del mercado. Las métricas de valoración, como la relación precio-valor contable del S&P 500, que ha superado los máximos de la era de las puntocom, y los múltiplos de precio-beneficio a futuro que se acercan a los niveles de 1929, alimentan aún más las preocupaciones de sobrevaloración. Si bien el masivo gasto en IA por parte de las grandes tecnológicas, proyectado para superar los 350 mil millones de dólares este año en centros de datos, ha sido un motor económico significativo, también hace que la economía de EE. UU. dependa cada vez más del crecimiento sostenido del sector de la IA. Esta creciente dependencia plantea una vulnerabilidad crítica si el auge de la IA se desacelera, señalando una posible “pausa del mercado alcista” ya que los principales índices han mostrado recientemente un rendimiento plano o ligeramente negativo.
El entorno actual del mercado refleja un momento crucial, pasando de la euforia pura por la IA a una perspectiva más discernidora y cautelosa. Si bien el potencial transformador de la IA sigue siendo indiscutible, la industria ahora se enfrenta a las complejas realidades de las valoraciones insostenibles, los inmensos costos de infraestructura y los significativos impactos ambientales. Los próximos meses pondrán a prueba si el sector de la IA puede traducir sus avances tecnológicos innovadores en retornos económicos tangibles y sostenibles, o si aguarda una corrección más sustancial.